Tras admitir sentirse desmotivado para intervenir en la Serie Indycar, el piloto francés Jean Alesi ha decidido desligarse del automovilismo deportivo. Alesi, de 48 años de edad, ha manifestado que, a pesar de contar con el apoyo del equipo Lotus, prefiere dejar de correr. Se retira así uno de los más carismáticos y populares pilotos quien solo pudo ganar un Gran Premio en 202 participaciones en la Fórmula 1 pero aún así todavía es considerado un icono para los fanáticos de la escudería Ferrari.
Sin lugar a dudas, la vida de Jean Alesi quedó signada cuando, en el momento más trascendental de su existencia, decidió aceptar un contrato con Ferrari a su vez que desechaba la opción de irse a Williams. El tiempo demostró que apostó por la opción más desafortunada. Sin embargo, esa misma situación fue la que hizo de Alesi uno de los pilotos más admirado por los fanáticos. Es simple cuestión de naturaleza humana: ¿Quién no se ha equivocado al momento de tomar decisiones capitales? ¿A cuántos les han augurado un futuro pleno de laureles y han concluido sus vidas con las manos vacías? ¿Y cuántos terminan siendo aquello que nunca aspiraron ser? El mantenerse optimista, a pesar de ser constantemente azotado por las derrotas, también resulta un fenómeno digno de admiración.
Con su retiro, Jean Alesi culmina una trayectoria que inició en el año de 1985, a los mandos de un monoplaza Dallara Alfa Romeo de Fórmula 3. En tanto su ascenso, dentro del mundo de la competición, se origina en 1989, al quedar Campeón de la Fórmula 3000 y de inmediato pasar a ser piloto de pruebas de la escudería Tyrrell de Fórmula 1. Ese mismo año, en el Gran Premio de Francia, es llamado para sustituir al experimentado Michelle Alboreto y, para sorpresa de propios y extraños, el debutante Alesi no se intimidó y por más de un tercio de carrera hizo girar al modesto Tyrrel 018 tras el McLaren del Campeón Alain Prost. Alesi concluyó en la cuarta posición lo que le valió disputar ocho carreras más, entre ellas el Gran Premio de Italia y el de España, carreras donde llegó en el quinto y cuarto lugar respectivamente. Su debut no fue ocasional; tenía talento. Su particular manejo, con sus manos ubicadas en posición 11 y 1, y realizando los cambios manuales mediante embrague y palanca, resultaba particular y efectivo.
Revolviendo el tiempo, y arriesgándome a realizar unas osadas conclusiones, me atrevería a decir que tanto el Gran Premio de Francia 89, el Gran Premio de Phoenix y el Gran Premio de Mónaco de 1990, resultaron ser tres de las mejores cinco carreras que Jean Alesi realizó en su vida; aunque no las haya ganado. Llevar al límite a un artesanal auto de octava fila, un Tyrrel 019 Ford V8 es comparable a un Marussia de ahora, y hacerlo girar entre los punteros era un evento sublime que solo ocurría en las películas. En Phoenix y en Mónaco, Alesi logró llegar segundo tras el laureado Ayrton Senna, quien paseaba su grandeza pilotando un McLaren MP4/5 B Honda V10.
Lamentablemente la vida no otorga segundas oportunidades y casi siempre tampoco posibilidades de redención. Los augurios de magnificencia para Jean Alesi eran estratosféricos al finalizar 1990 pero se fueron consumiendo lentamente a medida que avanzaba la década para al final marchitarse y transformarse en impaciencia y desilusión. Al elegir Ferrari en vez de Williams, se creyó que el talento de Alesi, en conjunto con el de Alain Prost, resultaría suficiente para devolverle la gloria a la escuadra italiana. Los fanáticos estaban colmados de expectativas, inclusive los más osados planteaban una analogía con el eterno Gilles Villeneuve, pero solo con deseos y esperanzas no se logran campeonatos. En aquel entonces, el desorden estructural de Ferrari hizo que Alain Prost abandonara la travesía en plena campaña, dejándole toda la responsabilidad al novel Jean Alesi quien, aceptando el compromiso, se convirtió en el rostro visible de todo el descalabro durante los cuatro años que estuvo de rojo.
Todo el talento y la velocidad de Alesi se perdieron en los momentos más incoherentes y tenebrosos de Ferrari, un equipo que evidenciaba carencias en todos los niveles y cuyos objetivos, para el entonces, no era el campeonato ni ganar carreras, lo primordial era el conformarse con las migajas que dejaban McLaren, Williams y Benetton. Aunque también se debe admitir que Alesi cometió muchos errores en pista, no es menos cierto que muchos de ellos ocurrieron en los últimos dos períodos de su lapso con los italianos, cuando se le advertía un halo de desesperación; su estrella se apagaba mientras observaba como los pilotos de Williams ganaban muchas carreras.
Paradójicamente, en vísperas de su única victoria, en Montreal 1995, la directiva de Ferrari le comunica a Alesi que para la próxima temporada habían fichado a Michael Schumacher, así que se le presentó otra disyuntiva: ser el número dos de Ferrari o recalar en Benetton Renault. La sombra de las dudas volvían a asomarse en el horizonte. Jean Alesi fichó con Benetton aún cayendo en cuenta que más de 80 empleados, incluyendo a todo el departamento técnico, dejarían el box de Benetton para embarcarse en la aventura Schumacher-Ferrari.
Así, a pesar de su innegable pericia tras el volante, las malas decisiones y la reiteración de sucesos desafortunados en las pistas serían una constante en la trayectoria de Jean Alesi. Tras su salida de Benetton Renault pasó a Sauber Petronas, de allí a Prost Peugeot y por último, vio consumir sus últimas ilusiones a los mandos de un Jordan Honda. Diez años consecutivos en la máxima categoría para luego trasladarse hasta el campeonato DTM a los mandos de un Mercedes, donde estuvo hasta el 2006, también participó en las series Speedcar entre 2008 y 2009; en 2010 compitió en la Le Mans Series con un Ferrari y, en el año que finaliza, se le vio en el cockpit de un Lotus de la serie Indycar. Aunque su paso por las 500 Millas de Indianápolis pasó con más pena que gloria, no es menos cierto que el Lotus que guiaba no corría ni en bajada.
Cuando se analizan tales experiencias, surge la pregunta de ¿Por qué Jean Alesi es un piloto tan admirado si no ganó casi nada? En lo personal quisiera creer que es por su tenacidad y su persistente lucha ante la adversidad. Tal vez muchas personas se vieron reflejadas en esas circunstancias y eventualidades que le correspondió vivir. Particularmente soy de los que piensan que cada realidad humana es muy dispersa y compleja, que cada cosmogonía se caracteriza más por los sinsabores que por las victorias.
Así tenemos que cada temporada de Fórmula 1 deviene en un Campeón y en 23 aspirantes que no pudieron lograrlo. Por lógica, esos 23 “no campeones” tienen sus admiradores, quienes también viven los fracasos, es lo más razonable que de allí se manifieste la identificación con aquellos pilotos que no son ganadores o cuyas gestas épicas consisten en alcanzar algunos puntos o inclusive solo participar en una carrera.
Y es que a pesar de poseer el talento; no todos los pilotos nacen para ser ganadores. Mercí Jean.