¿Os imagináis, ya no a vuestro padre, sino a vuestro abuelo al volante de un coche de carreras rodando a velocidades superiores a 300 km/h? Yo al menos no, pero gracias a James Hylton he descubierto que, al menos, es posible. Este veterano piloto, 74 años le contemplan, intentará en febrero de 2009 participar una vez más en las 500 millas de Daytona, una promesa que hizo a sus fans en año pasado cuando en la carrera de clasificación sufrió problemas en el embrague que le impidieron luchar por meterse entre los elegidos.
No cabe duda de que, de conseguirlo, Hylton se convertirá en el hombre de más edad en lograrlo. A sus espaldas quedarán más de cuarenta años en competición. Rookie del Año en la temporada de 1966, dos victorias, segundo en la general en tres ocasiones son los datos más destacables de su palmares. Su última participación en una carrera de la NASCAR data de 1993, aunque ha estado activo en series menores como las ARCA Series o las Nationwide Series.
Pero en Daytona no acaba todo. James Hylton y su equipo planean, si los patrocinadores no les dan la espalda, realizar la temporada completa. Algo que el piloto no realiza desde principios de los ochenta. Se mire por donde se mire, un ejemplo de superación y de mucha afición. Eso sí, a los setenta y cuatro años reflejos no serán los mismos, pero en U.S.A estas historias enganchan mucho más que en Europa, en donde quizás el sentido común prime sobre el afán de superación. No digo que el piloto no esté en condiciones. Pero aún así me cuesta pensar en alguien de esa edad a los mandos de un bólido de la NASCAR. Y eso que en el pasado los pilotos solían ser mucho más mayores de lo que son en la actualidad.
Vía | Autosport