Mónaco sigue siendo uno de los circuitos más peculiares de la Fórmula 1. Pese a todos los nuevos trazados que llegan al mundial, en los que siempre se busca la innovación y la diferenciación, nada iguala a Mónaco. Sin embargo eso también tiene su reverso: la falta de seguridad. Y es que el circuito de Montecarlo desprende glamour y riesgo a partes iguales.
Es algo que pudimos volver a ver en el Gran Premio de Mónaco de este año, especialmente en una imagen que colgaba el piloto mexicano Sergio Pérez en su perfil de Twitter. En él se ve como el corredor de Racing Point tiene que esquivar a dos comisarios mientras sale de boxes, una situación peligrosísima que por fortuna acabó bien.
Un accidente similar le costó la vida a Tom Pryce en 1977
Los hechos ocurrieron en la vuelta once, justo después de que saliese el Safety Car por el accidente de Charles Leclerc. Varios pilotos entraron en boxes para hacer su único cambio de neumáticos, entre ellos Sergio Pérez. La sorpresa del mexicano llegó cuando al abandonar el garaje se encontró con dos comisarios en el carril de aceleración.
El coche de seguridad salió al circuito de Mónaco para retirar los restos de monoplaza que habían quedado desperdigados por todo el asfalto, pero estos dos comisarios cometieron el error de abandonar el circuito cruzando el carril de boxes y, peor todavía, sin consultar si había algún coche saliendo. Una anécdota que bien pudo acabar en tragedia.
Por fortuna uno de los comisarios estuvo rápido para cruzar el carril justo antes del paso de Pérez, y el otro se esperó antes de la línea amarilla, la cual los pilotos no pueden cruzar si no quieren recibir una penalización. Pérez reaccionó y trató de frenar su Racing Point, pero lo hizo demasiado tarde. Solo la buena actuación de los comisarios evitó el desastre.
La situación fue muy peligrosa, por supuesto, para los comisarios, pero también para el propio piloto. En caso de haber arrollado a alguna de esas personas posiblemente hubiesen salido rebotados contra su propio casco a una alta velocidad, sobre todo en esa zona del circuito que es la única en la que se puede ir a máxima velocidad aún con Safety Car.
Es un tipo de incidente que además tiene muy mal recuerdo entre los aficionados de la Fórmula 1, ya que por desgracia se ha cobrado más de una víctima mortal. Concretamente en 1977 el piloto británico Tom Pryce falleció en el circuito sudafricano de Kyalami, que ahora quiere volver, por un accidente similar.
En aquella carrera en la vuelta 22 se incendió el coche del italiano Renzo Zorzi y varios comisarios salieron a toda prisa a socorrerle, cruzando la pista. Uno de ellos, Jansen Von Vuuren, de 19 años, fue atropellado por Pryce y su extintor golpeó contra la cabeza del piloto. Fallecieron tanto el comisario como el propio Price.
Los adelantamientos también escasean en Mónaco
La de Pérez no es la única situación de peligro con comisarios que hemos vivido este fin de semana. También en la segunda carrera de Fórmula 2, la del domingo, vimos como un nutrido grupo de comisarios saltaba a la pista para empujar el coche de Giuliano Alesi en la chicane del puerto, mientras que dirección de carrera ni siquiera activaba el protocolo de coche de seguridad virtual.
Los monoplazas de Fórmula 2 pasaron muy cerca de estos comisarios en un punto delicado, donde se apura la frenada y es fácil que alguien se vaya largo, dado que es de las pocas escapatorias que tiene el circuito. Afortunadamente no sucedió nada y todo el mundo respetó la doble bandera amarilla con la que estaban señalizando la situación.
El circuito de Mónaco siempre es uno de los más cuestionados por su seguridad. De hecho es el único que tiene una mención especial en casi todos los apartados de seguridad de la FIA, siempre diferenciándole del resto de circuitos y permitiendo en él cosas que serían impensables en cualquier otro trazado.
Por ejemplo Mónaco es el único circuito de Fórmula 1 en el que no se completan los 300 km de distancia que deben tener todas las carreras de la categoría, o el único en el que los entrenamientos libres se disputan los jueves para no perturbar una tradición religiosa que, para más inri, ya ni siquiera se celebra.
Pero no solo la seguridad es cuestionada en Mónaco, sino también la inexistencia de puntos de adelantamientos. Una imposibilidad de pasar a otro coche que convierte la carrera a partir de la primera vuelta en un desfile en el que todos los pilotos ahorran kilometraje del motor y desgaste de los neumáticos hasta la meta.
Solo los pilotos que están en una situación comprometida, como Charles Leclerc o Max Verstappen este año, intentan adelantamientos, generalmente de forma suicida. Y es que en Mónaco hay un dicho: si el piloto de delante no quiere, el de atrás no pasa. Y sirva la maniobra entre Verstappen y Hamilton de esta temporada como ejemplo.