Esta semana se cumplen 30 años de un duelo épico, considerado por muchos el mejor de todos los tiempos ocurrido en una pista de Fórmula 1: la batalla que protagonizaron René Arnoux y Gilles Villeneuve por el segundo lugar en el Gran Premio de Francia de 1979. El circuito de Dijon-Prenois fue testigo de esta inolvidable exhibición de pilotaje, una verdadera síntesis de este deporte. Viendo las imágenes, ya no es necesario explicar los motivos por los que amamos esta competición.
Fue además, la primera victoria del equipo Renault F1. Después de mucho penar, el turbo por fin comenzaba a ser “fiable” –al menos eso parecía– y los coches amarillos tenían todo para ganar: corrían en casa y salían desde las dos primeras posiciones de la grilla. Jean Pierre Jabouille se quedó con la victoria, mientras que el Ferrari de Villeneuve empañó con su segundo puesto, lo que pudo haber sido un doblete pleno de orgullo francés, ya que por aquellos años, la marca del rombo tenía también pilotos de esa nacionalidad.
Pero la victoria de Jabouille no sería facil. Partiendo desde el tercer lugar, el canadiense pronto supera a ambos franceses, y se mantiene líder hasta la vuelta 46, cuando Jean Pierre le da alcance y lo adelanta, para luego lograr distanciarse. El público francés se concentra entonces en la lucha por el segundo puesto, alentando decididamente a René Arnoux. Ninguno de los dos estaba “a pleno”: Villeneuve tenía problemas con sus neumáticos, Arnoux el motor muy castigado.
A 3 vueltas del final final, el francés va a por todas, aún a riesgo de romper el motor. Se aproxima al canadiense y lo adelanta, pero este responde, y ambos intercambian varias veces de posición. Tanto uno como el otro están enardecidos en la lucha, frenan al límite, se salen por momentos de la pista e incluso llegan a tocarse.
El resto es anécdota, y no vale la pena describirlo con palabras. La calidad del vídeo pone de manifiesto el paso del tiempo, y el relator inglés parece estar comentando una partida de ajedrez. Da igual que ninguno de los tres nunca haya sido Campeón del mundo (ese año el título fue para el otro Ferrari, el de Jody Scheckter), pero vale la pena verlo una y otra vez, ya que aquel día, este hermoso deporte nos regaló una de las mayores y mejores batallas de su historia.
En Racingpasión | Homenaje al duelo Arnoux-Villeneuve