Todos sabemos que la Fórmula 1 ha sido históricamente una competición de ciclos de dominio de una escudería sobre el resto. McLaren, Williams, Ferrari... Todos han tenido sus años dorados en los que quedar segundo era algo testimonial. Acabamos de salir de una época de dominio de Red Bull para toparnos con el inicio de otra: la de Mercedes, que se proclamó nuevamente campeona del mundo de constructores en Sochi este pasado fin de semana tras ser Kimi Raikkonen sancionado por su accidente con el Williams de Bottas.
La entrada de la era de los motores turbo, junto con la limitación del desarrollo de los mismos, les ha dado la ventaja casi vitalicia de contar con el mejor motor de la parrilla desde el instante inicial. Eso, junto a un trabajo excepcional en el chasis, les está permitiendo dominar plácidamente mientras el resto de escuderías agotan sus recursos simplemente para intentar reducir las distancias que les separan de Mercedes. Superarlos, a día de hoy, no es un objetivo realista.
Pero no puede obviarse que el trabajo que está realizando Ferrari puede peligrar tarde o temprano esa posición de privilegio de Mercedes. En lo que a motor se refiere, parece que las distancias entre el fabricado en Maranello y el de los alemanes es ya prácticamente inexistente, o en cualquier caso, no decisiva como lo fue en temporadas anteriores. Por lo que si Ferrari da con el último giro de tuerca que le falta para ese salto de rendimiento en chasis y aerodinámica que aún necesita, la emoción podría volver al campeonato.
Cambios reglamentarios a la vista para 2017
Por otra parte, siempre generan cambios de tendencia en cuanto a rendimiento se refiere las alteraciones reglamentarias. 2016 será un año eminentemente continuista, por lo que Mercedes seguirá siendo una bala y su dominio dependerá más de lo que pueda recortar Ferrari que de otra cosa. Pero para 2017 se avecinan cambios, y además de notable impacto: el objetivo es hacer los monoplazas de Fórmula 1 hasta 5 segundos más rápidos.
No es nada nuevo que la Fórmula 1 ande buscando la manera de hacer más espectacular una competición muy criticada en los últimos años y a la que frecuentemente se tilda de "aburrida". Por eso el objetivo es claro en los trabajos que se están llevando a cabo desde el grupo de estrategia de la Fórmula 1, encargado de planificar el futuro reglamentario de la competición: hacer los coches más rápidos y espectaculares. Devolver la emoción y el espíritu a la Fórmula 1.
A día de hoy no hay detalles oficiales sobre estos cambios reglamentarios para 2017, pero ya suenan varias propuestas agresivas que al parecer nacieron de Red Bull: alerones delanteros y traseros de mayores dimensiones, diseño de difusores al estilo 2010 con mayor agarre, cambios en las dimensiones de los neumáticos para que "sumen" en estas mejoras aerodinámicas, etc. No parecen cambios muy radicales que puedan mezclar de un plumazo los coches de la parrilla (y desde luego todos están centrados en la aerodinámica), pero al menos son cambios, y eso siempre abre una ventana de oportunidad para alterar la realidad, por pequeña que ésta sea.