Cuando la Fórmula 1 llegó a Portugal para la penúltima carrera de la temporada 1996, Williams se había impuesto en diez de las catorce carreras anteriores. Era evidente que el Williams FW18 con motor Renault era un coche espectacular y sus pilotos, de primer nivel. El debutante Jacques Villeneuve, y su jefe de filas, Damon Hill.
De las diez victorias de Williams hasta el momento, siete iban para el británico mientras que el canadiense se había mantenido a flote en la lucha por el campeonato con tres triunfos y una temporada muy regular. Así pues, la lucha entre los dos compañeros de equipo estaba en su punto álgido, con trece puntos de diferencia y veinte en juego.
Precisamente los pilotos de Williams-Renault dominaron la sesión clasificatoria, con unos tiempos hasta siete décimas más rápidos que el tercer clasificado, Jean Alesi con un Benetton que también usaba motor Renault. Michael Schumacher, tercer clasificado en la general, solo podía ser cuarto en los entrenamientos, estando fuera de la lucha por el título a pesar de las victorias de las dos carreras anteriores.
En la salida, Jacques Villeneuve volvió a ser víctima de sus malas salidas durante la temporada 1996 y se vio superado por Michael Schumacher y un Jean Alesi que realizó un intento sobre Damon Hill. A pesar de ello, el británico defendió con éxito su posición en la primera curva y empezó a construir su ventaja en carrera.
Por detrás, Villeneuve intentaba presionar a Schumacher pero no fue hasta encontrarse con el Minardi doblado de Giovanni Lavaggi en la vuelta 16, que el piloto de Williams encontró la manera de superar al as de la Scuderia Ferrari. Lo hizo por el exterior de la última curva en una maniobra que pasó a la historia por su espectacularidad.
A partir de entonces, Villeneuve empezó a recuperar sobre el Benetton de Alesi, a quien acabaría adelantando sin demasiadas complicaciones. El segundo piloto de Williams siguió rodando a un ritmo espectacular, claramente más rápido que un Damon Hill que sufría problemas con el embrague de su coche. Por su parte, Alesi había perdido el ritmo inicial y fue adelantado por Schumacher.
El último juego de neumáticos fue crucial para los dos contendientes por el título de campeón del mundo. Jacques Villeneuve recuperó la distancia del todo y adelantó a su jefe de filas, lanzado hacia una nueva victoria, la cuarta de la temporada para él. Viniendo desde atrás, Villeneuve consiguió recuperar una carrera que parecía perdida y se mantenía en la lucha.
Damon Hill, conocedor de la situación a nivel de puntos, se conformó con una segunda posición a veinte segundos de distancia que le dejaba con nueve de ventaja a falta de una sola carrera. Había posibilidades de perderlo pero para ello, tendría que suceder un desastre y que Villeneuve pudiera imponerse en Japón.
Michael Schumacher completó la zona del podio mientras que Jean Alesi, Eddie Irvine y Gerhard Berger cerraron la zona de puntos. Williams, Ferrari y Benetton monopolizando las seis primeras posiciones de forma más que merecida. A fin de cuentas, disponían de los tres mejores monoplazas. En cuanto al campeonato, tendría que decidirse en Jappón, donde uno de los Williams perdió una rueda y el otro cruzó la línea de meta en primera posición. Para Estoril, no habría más Fórmula 1...