Más allá de la victoria de Ronnie Peterson, el Gran Premio de Holanda de 1973 disputado en el trazado de Zandvoort es recordado por una de las momentos más tristes de la historia de la Fórmula 1 y por una acciones más heroicas que se recuerdan que por desgracia, no tuvo el final deseado. Roger Williamson se convertía en el decimocuarto piloto que fallecía en un gran premio.
En la octava vuelta de aquella carrera, el monoplaza de Roger Williamson sufrió un pinchazo perdiendo el control e impactando contra la barreras. Sin control y envuelto en llamas, el March 731 del piloto británico comenzó a rodar por la pista durante 300 metros con la mala suerte de que quedó boca abajo, imposibilitando que Williamson pudiera salir del monoplaza.
Ante la situación que estaba ocurriendo, uno de los pilotos, David Purley, no dudó ni un momento en parar junto a la pista y correr hacia el monoplaza accidentado tratando de girarlo para así poder permitir a Williamson salir del mismo. Impotente, y no dando crédito a que nadie le ayudara (pidió ayuda al público que no pudo acceder a la pista ya que la seguridad se lo impidió) trató de sofocar el fuego con un extintor, el único que había.
No lo consiguió. En esos momentos Purley comenzaba a darse cuenta que su compañero podría estar ya muerto. Abatido y exhausto, a David Purley lo sacó de la pista un comisario, de los que en vez de ayudar al desesperado piloto, únicamente contempló como todo ocurría (sin protección, no se atrevieron a meterse en el fuego). Lo peor de todo es que Williamson no falleció por el accidente, sino que murió afixiado por el humo del fuego.
Incomprensiblemente, y a pesar de estar el monoplaza envuelto en llamas, los comisarios de aquella carrera únicamente mostraron bandera amarilla. La dirección pensó en todo momento que Williamson había conseguido salir del monoplaza y tampoco tomó ninguna decisión. Esas decisiones hicieron que el camión de bomberos tardara la friolera de ocho minutos al lugar del accidente.
La acción de David Purley fue condecorada con la George Medal, la segunda máxima condecoración que se puede conceder a un civil en el Reino Unido y la Commonwealth.