El circuito de Aintree es una rareza popular en Gran Bretaña. Conocido sobre todo por ser un hipódromo, también albergó el Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1 cinco veces, la primera de ellas en 1955. De hecho, desde 1955 hasta 1962, dicha carrera se alternava entre los circuitos de Aintree y Silverstone. La primera edición en Aintree, en 1955, vivió la primera victoria de un piloto británico en la Fórmula 1 en casa, con Stirling Moss liderando un cuatriplete de Mercedes.
Mercedes se presentaba a Aintree como el equipo a batir, después de haber ganado todas las carreras a excepción del Gran Premio de Mónaco (y de las 500 millas de Indianápolis, entonces válidas para el campeonato del mundo), aunque Maserati llegaba con buenas opciones gracias a su aún competitivo 250F. La pole position fue para Stirling Moss, con Juan Manuel Fangio en segunda posición y Jean Behra precisamente con Maserati en tercera posición.
La intención de desafiar a los Mercedes era clara, y con solo sus dos mejores pilotos por delante, no era un sueño fuera del alcance del francés el conseguir ganar un gran premio de Fórmula 1. Desafortunadamente para él, tras solo nueve vueltas, una fuga de aceite le dejaba fuera de carrera, mientras que en cabeza los Mercedes número 10 y 12 de Fangio y Moss respectivamente se intercambiaban las posiciones a menudo, dando espectáculo.
Poco a poco, los Maserati iban cayendo, mientras que los Ferrari aguantaban en pista, aunque sin demasiadas opciones de dar caza a las flechas de plata, que estaban realizando una demostración de poderío raramente vista antes en la categoría. Al final, en una carrera que tuvo poca historia desde el punto de vista deportivo, ganó Stirling Moss tras una lucha que duró toda la carrera con Juan Manuel Fangio. El argentino llegó a tan solo dos décimas del británico, que obtenía su primer triunfo, en casa.
Durante mucho tiempo se dijo que Fangio, líder indiscutible del equipo Mercedes y con muchos puntos de ventaja en el campeonato, había dejado ganar a su compañero de equipo. El hecho que Fangio llegara tan cerca del vencedor y que este fuera británico y sucediera en el Gran Premio de Gran Bretaña lo hacía sospechoso. A pesar de todo, el "Chueco" jamás admitió tales "acusaciones", afirmando que ese día su compañero de equipo fue más veloz que él, motivado por público.
Tras los dos ases de Mercedes, el podio lo completó Karl Kling (también con Mercedes), en el que fue su último podio en la penúltima carrera que disputó en la Fórmula 1. En cuarta posición, y completando un espectacular cuatriplete de Mercedes, el italiano Piero Taruffi en su debut con la marca. El llamado "zorro plateado" (por su pelo gris aparecido prematuramente) disputaría dos carreras con Mercedes; el Gran Premio de Gran Bretaña y el Gran Premio de Italia, en el que obtendría un valioso último podio ante su público y a los 49 años.
La quinta posición, última en los puntos, fue para Luigi Musso, con un Maserati. Era evidente el dominio de los rivales alemanes, puesto que el coche de Musso terminó a tres vueltas de los líderes, a dos del cuarto clasificado. La vuelta rápida fue para Moss, con lo que Mercedes se habría llevado todos los puntos a excepción de uno que se llevaría Maserati. Esto es, claro, si hubiera existido el campeonato del mundo de constructores en ese tiempo. Aún faltaban tres años para que se creara tal clasificación.
Como curiosidad, esta carrera vio el debut de un joven Jack Brabham, a bordo de un Cooper con motor Bristol, motor que falló después de tan solo treinta vueltas, lo que causó el primer abandono de su carrera deportiva. En el lado opuesto, los integrantes del podio celebraban, risueños, un buen resultado más para Mercedes. La amistad que unía a Moss y Fangio y el respeto mutuo que se tenían era patente en las celebraciones post-carrera.
Al final, tras el Gran Premio de Gran Bretaña solo se disputó una carrera más, a pesar de estar aún en julio. Sería el Gran Premio de Italia, en septiembre, y ello se debe a la cancelación de los grandes premios de Alemania, Suiza y España, tras el accidente de las 24 horas de Le Mans en el que murieron 83 espectadores, además del piloto accidentado, Pierre Levegh, que pilotaba un Mercedes. Por lo tanto, tras una carrera por disputarse, la ventaja de Fangio sobre Moss era suficiente, así que antes de llegar a Monza, el argentino era ya campeón del mundo otra vez.