A diferencia de ahora, el Gran Premio de China solía ser en su día una carrera en el ocaso del campeonato. Así fue el caso en 2006, en la carrera que suposo el canto del cisne de Michael Schumacher. El Gran Premio de China era el antepenúltimo de la temporada, con solo Japón y Brasil después de él. Por lo tanto, con un campeonato realmente igualado entre Michael Schumacher y Fernando Alonso, iba a ser una carrera importantísima.
La sesión clasificatoria fue clave para el desarrollo del gran premio. Los dos Renault de Alonso y su compañero de equipo, Giancarlo Fisichella, salían desde la primera fila, mientras que Schumacher solo pudo ser sexto y Felipe Massa saldría vigésimo después de recibir una penalización. Esto dejaba a los Ferrari con pocas opciones, puesto que el alemán no contaría con la ayuda de su compañero de equipo, algo que Alonso sí iba a tener.
Lluvia intensa cayó antes de la carrera, lo que en principio beneficiaría a los pilotos con neumáticos Michelin. Más fuego para la hoguera que era Ferrari ese día. La salida se realizó con el asfalto completamente empapado y ya se vieron los primeros golpes en la parte baja de la clasificacón. Mientrastanto, los Renault se escapaban aunque con Kimi Räikkönen pegado a Fisichella. Schumacher, por su parte, iba recuperando posiciones poco a poco.
Cuando el momento de las paradas a boxes llegó, tras unas veinte vueltas, el trío de cabeza estaba formado por Alonso, Fisichella y Schumacher. Räikkönen había tenido que abandonar por problemas técnicos. Mientras que Fisichella y Schumacher no cambiaron los neumáticos y se limitaron a poner gasolina en sus coches, Alonso tomó la decisión de cambiar los neumáticos delanteros, que empezaban a darle problemas y no tenía claro que aguantaran hasta la segunda parada.
Cambiar los neumáticos delanteros es una decisión poco habitual, pero tenía sentido en el contexto puesto que no quería perder tiempo en cambiar las ruedas traseras, que por otro lado no estaban dando los problemas de las de delante. Pero resultó ser un grave error. La diferencia de comportamiento entre las dos partes del coche complicó aún más el pilotaje y tanto Fisichella como Schumacher empezaron a acercarse a pasos de gigante.
Diez vueltas más tarde, tanto Fisichella como Schumacher adelantaron a Alonso. El italiano no podía hacer nada por proteger al asturiano, cuyo ritmo era demasiado lento. Lo único que podía hacer "Fisi" era ganar y evitar que el rival de su compañero de equipo sumara más puntos. Con una situación así y con varios pilotos ya con slicks, el piloto principal de Renault decidió hacer el cambio, tan solo trece vueltas después de su anterior parada. Pero un problema con una tuerca hizo que la parada durara 19 segundos.
Cuando volvió a pista, estaba a 50 segundos de los líderes y en cuarta posición. Claro que ellos aún tenían que parar para montar neumáticos lisos. Fueron de los últims en hacerlo, y Schumacher superó a Fisichella cuando, tras salir de boxes el italiano cometió un error causado por los neumáticos fríos. A partir de ese momento, Fisichella bajó el ritmo para que su compañero de equipo, quien estaba marcando vuelta rápida tras vuelta rápida le alcanzara.
El Renault era claramente superior en China pero Ferrari jugaba la ventaja de la distancia entre los dos contendientes por el título, así que cuando Fisichella dejó pasar a Alonso, Schumacher se dedicó a gestionar los segundos con respecto a Alonso para pilotar de forma comfortable y sin riesgos. Alonso no pudo alcanzar al Kaiser, que consiguió así su séptima victoria del año y la 91ª de su carrera deportiva. Acabó siendo la última, así como su último podio hasta Valencia 2012.
En quinta posición y tras una carrera sólida, Pedro de la Rosa marcó puntos por cuarta vez con McLaren. Sería la penúltima de su época con las flechas de plata, y la penúltima de su carrera deportiva. En cuanto a los líderes, Schumacher y Alonso saleron de China empatados a 116 puntos y con tan solo dos carrera por disputar. Nos esperaba un gran final de campeonato en el que podía pasar cualquier cosa, y como dice Murray Walker, "en la Fórmula 1 puede pasar cualquier cosa, y suele acabar pasando".