Si hace dos semanas, la Fórmula 1 llegaba a uno de sus trazados más particulares, el de las calles de Montecarlo, el circuito Gilles Villeneuve, y por extensión el Gran Premio de Canadá, no se queda muy por detrás. Y es que el trazado semi-permanente de la isla de Nôtre Dame se ha convertido en una de las grandes atracciones de la temporada.