Hace un año, la lucha por el mundial llegaba al Gran Premio de Brasil con hasta cuatro pilotos con opciones de título. Eso sí, tan sólo uno, Fernando Alonso, podía salir del Autódromo José Carlos Pace como campeón. Nada más lejos de la realidad.
La sorprendente pole de Nico Hülkenberg, gracias a las condiciones de pista que se fue secando poco a poco, fue rápidamente controlada por la armada Red Bull. Sebastian Vettel no tardó demasiado en superar al alemán para lanzarse en pos de la victoria. Con el triunfo, el alemán comenzó a fraguar en Brasil la que sería una remontada que valdría un título.
Su compañero, Mark Webber, le acompañaba en el podio y certificando el título de constructores para Red Bull. El primer entorchado para la escudería austriaca. Aunque hay que decir que la cara del australiano era un poema. De haber ganado el la carrera, en el último gran premio del año, Webber tenía muchas opciones de proclamarse campeón. Pero esa es otra historia.
Líder tras la debacle de Red Bull en Corea, Fernando Alonso minimizaba daños y salía de Brasil como principal candidato al título. Poco o nada pudo hacer ante el dominio de Red Bull aunque pudo controlar los ataques de los McLaren. A pesar de ello, en el Gran Premio de Abu Dhabi le esperaba uno de los más amargos finales de su carrera.
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