Muchos han tachado el Gran Premio de Australia firmado por McLaren el pasado fin de semana de vergonzoso, inaceptable y adjetivos similares. Pero en realidad, ¿alguien daba un duro por ver uno de sus coches en meta después de llegar de la pretemporada con un stint de 12 vueltas como el más largo que habían podido llevar a cabo? Yo desde luego, no.
Vale que no es aceptable ver rodar a todo un McLaren a un ritmo cercano a los 4 segundos de distancia del Mercedes de Lewis Hamilton. Esos eran números de Caterham o Marussia, pero cabe recordar que el único objetivo posible que parecía lógico en esta carrera inaugural era acabarla y acumular kilómetros, y ese objetivo se ha cumplido, con algunos detalles que dan lugar a la esperanza.
El primer aspecto relevante es la vuelta rápida personal firmada por Jenson Button en la última vuelta de la carrera: 1:33.338. Sólo a 466 milésimas de la del Toro Rosso de Carlos Sainz y a 541 de las del Red Bull de Daniel Ricciardo. Es evidente que los equipos equipados con motor Renault estuvieron muy condicionados por las prestaciones de su unidad de potencia y muy limitados por el elevado consumo de las mismas, pero también hay que recordar que Honda escogió un mapa motor muy conservador para no tener problemas de fiabilidad.
En las rectas, Button perdía unos 20 km/h de velocidad punta respecto a muchos de los monoplazas. Eso es una auténtica barbaridad. Se comenta que la potencia del ERS usada por Honda era poco más de un 35% de la disponible, y eso explica el pobre rendimiento del McLaren en las rectas. Dadas esas circunstancias, considero que esa vuelta rápida de Button es algo esperanzadora.
Además, el propio Button aseguró que en recta todos le pasaban como un avión, pero luego al llegar a las curvas se podía volver a echar encima de algunos coches. En concreto, dejando al margen a Mercedes y Ferrari, aseguró estar a la altura en paso por curva de coches como el Sauber o el Red Bull. Otro dato para la esperanza.
Para terminar, también es positivo para ellos que los motores Renault no parecen estar a día de hoy en una situación mucho mejor que la suya. Los problemas de fiabilidad están a la orden del día, y además los pilotos se quejan de un problema de manejabilidad importante. Hay potencia, pero la forma de entregarla que tienen los motores franceses hace inconducibles a los monoplazas, restando confianza a la hora de conducirlo, algo esencial para sacar el máximo de un coche en Fórmula 1.
Sólo queda pensar en solucionar rápidamente los problemas de fiabilidad de la unidad de potencia, y pensar ya en usar esos 9 tokens que les han quedado para desarrollar el motor durante 2015. La impresión generalizada es que si el motor se pone a tono, el chasis acompañará. La siguiente prueba será realmente dura para el motor: Malasia y sus interminables rectas. ¿Se atreverá Honda a encarar las altas temperaturas malayas con un mapa motor más agresivo como ya ha declarado?