De un genocidio a la F1 en tres décadas. El milagro energético de Ruanda que les ha recuperado de una de las matanzas más atroces de la historia

Si a cualquiera le preguntan por la primera palabras que se les viene a la cabeza al escuchar el nombre de Ruanda, probablemente la inmensa mayoría diría "genocidio". A mediados de los '90 Ruanda vivió en sus carnes una de las mayores matanzas de la historia de la humanidad. 30 años después, quieren organizar su propio Gran Premio de Fórmula 1.

No es solo una anécdota. La posible llegada de la Fórmula 1 a Ruanda es la consolidación de un plan milagroso que en tres décadas ha hecho pasar al país de una guerra civil terrible a tener un crecimiento envidiable. Y todo se ha basado en una apuesta firme por las energías renovables que ha convertido a Ruanda en uno de los países más estables de África.

Ruanda y la Fórmula 1, en negociaciones para hacer un nuevo circuito en África

Casi un millón de muertos en 100 días. Ese fue el funesto balance del genocidio tutsi que dejó marcada para siempre a Ruanda durante aquel 1994. Una de las matanzas más terribles de la historia que ha llevado a algunos fans de la Fórmula 1 a hacerse una pregunta: ¿Cómo se pueden estar planteando un Gran Premio de Ruanda?

Sí, Stefano Domenicalli y dirigentes del país africano han confirmado que están en conversaciones para llevar a cabo una carrera de Fórmula 1 en Ruanda, lo que sellaría el ansiado regreso del mundial a África, el único continente que aún no pisa. Y es que Ruanda no se ha quedado parada desde la guerra civil.

Con la llegada de Paul Kagame al poder, primero como vicepresidente y luego como presidente, Ruanda puso en marcha una serie de planes para llevar al país a la normalidad. El primero se llamó Visión 2020, y establecía un plazo de 25 años para sacar al país de la ruina a base de agricultura, reconstrucción de infraestructuras, transporte, salud y educación.

Pero fue la segunda parte de este plan, el llamado Visión 2050, el que ha disparado la economía de Ruanda. Desde el año 2000 hasta 2020 el PIB del país pasó de 631 millones de dólares a 2.214, y el crecimiento continúa basado en la liberalización de la economía, menos burocracia en los negocios y, sobre todo, una apuesta firme por la energía.

En la última década el acceso a la electricidad a través de la red pasó del 10% de la población a casi la mitad, y el objetivo es que a finales de este año ya sea del 100%. Además, apostando por las renovables, Ruanda ha conseguido no solo generar la suficiente energía para abastecer a todo el país, sino permitirse el lujo de exportar con granjas solares que iluminan toda África.

El 51% de la energía que se genera en Ruanda es hidroeléctrica, algo muy meritorio teniendo en cuenta que es un país sin salida al mar. Dentro de sus combustibles fósiles, predomina el gas, con un 24%. Eso les ha permitido convertirse en una potencia exportadora dentro del África subsahariana.

Con la inspiración declarada del plan económico puesto en marcha en los '60 que convirtió a Singapur en una potencia, Ruanda está haciendo de su país mucho más que el recuerdo de un genocidio. Y, como su admirada Singapur, la Fórmula 1 podría ser el broche que les consolide como un país totalmente recuperado.

Eso sí, la calidad democrática de Ruanda es cuanto menos dudosa, con Kagame en el poder desde hace más de dos décadas y sin visos de dejarlo pronto. Veremos si la Fórmula 1 encuentra en Ruanda una forma de poder regresar a África apostando por una potencia emergente y sin caer en el cliché sudafricano.

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