Hoy hace 38 años de una fatídica mañana de sábado en Watkins Glen, cuando en las prácticas de cara al Gran Premio de EEUU una columna de humo negro se elevaba sobre el terreno, bien visible en la distancia. Francois Cevert se había estrellado a los mandos de su Tyrrell 006, y a causa del brutal impacto falleció en el acto debido a las terribles heridas sufridas en el violento choque contra las barreras.
Cevert era la gran promesa del automovilismo francés en la época. Era el segundo piloto de esa nacionalidad capaz de vencer en un Gran Premio, y fue precisamente en el Gran Premio de EEUU de 1971, también a los mandos de un Tyrrell (003). Procedía de una familia bien, era considerado un caballero más que un playboy (que también lo era), tenía una gran habilidad al piano y aparte de todo, era un piloto carismático y muy apreciado en el paddock. Para Jackie Stewart era algo así como su hermano pequeño.
El propio Stewart ya tenía asegurado su último título mundial, y de hecho meses antes en la temporada había decidido retirarse de la competición al final de 1973. Pocas personas lo sabían, entre ellas Ken Tyrrell, y los dos habían concluido que en 1974 Francois Cevert sería el piloto número 1 de Tyrrell por su trayectoria y porque en 1973 mostró una madurez que así lo aconsejaba. Y la relación entre ambos siempre fue inmejorable, como se puede ver en este vídeo en el que discuten sobre la mejor relación de cambio posible en Mónaco, 1971.
La motivación de Cevert, su preferencia por el circuito de Watkins Glen, y la oportunidad de demostrar a todo el mundo que era merecedor de un gran futuro hicieron que saliese a por todas aquélla mañana de sábado en la que un bache se encontró en su camino y lo expulsó de la pista contra las barreras. Stewart fue de los primeros en llegar a la escena y, muy afectado por lo que vio allí, volvió al box sabiéndolo muerto. Tyrrell se retiró del Gran Premio y Stewart anunció su retirada definitiva de la competición.
Jackie Stewart volvió, antes de esa retirada, a pasar por la zona del accidente para determinar qué había pasado realmente. Tanto le dolía haber perdido a su amigo, y en parte él quería saber si había sido un fallo mecánico o podría haber sido un fallo humano. Lo que descubrió le hizo plantearse más tarde si él podría haberlo evitado.
Su preferencia para la zona donde sufrió la salida de pista Cevert era la de pasar en cuarta marcha y suavemente por la complicada zona (rápido, pero suave), en lugar de pasar en tercera muy alto de vueltas. Con el régimen tan alto, el Tyrrell era muy nervioso y ante los baches se mostraba impredecible. Cevert prefería pasar en tercera y gas a fondo. La fatalidad vino cuando en esas condiciones pasó por un bache y ya no pudo controlar el coche. Stewart se lamentaría de no haber comentado, como tantas veces, ese detalle de su conducción como consejo para Cevert, pero no era cierto que el accidente fuese culpa suya.
Sea este un pequeño homenaje a los pilotos que se quedaron en la pista, hoy casualmente estaba leyendo sobre él y vi que se celebraba este triste aniversario.
Foto | Raimund Kommer