La Fórmula 1 no es un deporte, y la renovación de Sergio Pérez con el equipo Red Bull solo es la enésima prueba

La Fórmula 1 no es un deporte, y la renovación de Sergio Pérez con el equipo Red Bull solo es la enésima prueba
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Es una discusión de lo más manida. ¿La Fórmula 1 es un deporte? Que los pilotos necesitan una preparación física de altura para llevar esos bólidos es algo que debería ser indiscutible, pero hay otras facetas en las que la Fórmula 1 se aleja de la definición de deporte. Por ejemplo, en la importancia real del deportista en la obtención de un resultado.

Un ejemplo claro es la renovación de Sergio Pérez por el equipo Red Bull. El piloto mexicano ha recibido como premio a sus malos resultados un nuevo contrato por dos temporadas con el mejor equipo de la Fórmula 1. Y es que el automovilismo es el único "deporte" en el que los equipos no buscan fichar a los mejores deportistas.

La Fórmula 1 es el único "deporte" en el que los equipos no fichan a los mejores deportistas

Todos tenemos más o menos claro qué es un deportista. Un tipo que dedica ocho horas al día a su preparación física y se sube a un coche de Fórmula 1 para llevarlo a 300 km/h durante una hora y media es un deportista. Un ingeniero que escribe notas sobre un plano en un despacho con el aire acondicionado a 25º, no lo es.

Max Verstappen es deportista; Adrian Newey, no. El problema es que en la Fórmula 1 el resultado depende del segundo, no del primero, y por eso la Fórmula 1, y el automovilismo en general, no es un deporte. La renovación de Sergio Pérez dos años más con Red Bull solo es la enésima prueba.

En la misma semana en la que el Real Madrid ha fichado a Kylian Mbappé, el mejor futbolista del mundo, justo después de ganar la Champions League, y en la que Ducati ha fichado a Marc Márquez, uno de los mejores pilotos de la historia, después de tres mundiales de MotoGP consecutivos, Red Bull ha renovado a Sergio Pérez por dos temporadas más.

Perez Canada F1 2024

Para celebrarlo, conduciendo el mejor coche, Pérez ha clasificado decimosexto en Canadá, ha roto alerón en la salida, ha rodado toda la carrera fuera de los puntos y ha acabado destrozando otro Red Bull en un accidente en las últimas vueltas, que para colmo ha provocado un coche de seguridad cuando su compañero, Verstappen, iba líder destacado.

Pérez ha sumado cuatro puntos en las tres últimas carreras, y con el mejor coche va quinto del mundial de pilotos. Unos resultados que no están siendo más que la prolongación de lo que ha sido todo su periplo en Red Bull. Mientras Verstappen ha ganado tres mundiales y va camino del cuarto, Pérez solo se ha llevado cinco victorias en 75 carreras.

En cualquier deporte, estos resultados hubiesen significado el adiós de Pérez. En la Fórmula 1, como no lo es, Red Bull le ha renovado hasta 2026. Dos años más en los que no habrá ni un solo destello del mexicano, al menos hasta que toque renovar de nuevo. Es su modus operandis habitual, y sigue colando.

Así es la Fórmula 1 actual. Un equipo domina sin competencia hasta el punto de que se puede permitir funcionar simplemente con un piloto bueno y uno muy mediocre que no provoque demasiados quebraderos de cabeza al jefe de equipo. Y si todos lo aceptan sin rechistar, así sea. Pero que no lo llamen deporte.

Porque la renovación de Sergio Pérez por dos años más con Red Bull atenta contra cualquier atisbo de credibilidad deportiva de la Fórmula 1.

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