Desde la sorprendente victoria de Sebastian Vettel con Ferrari en Malasia, uno de los nombres más veces sacado a escena en los debates formuleros ha sido sin duda el de James Allison, director técnico de Ferrari y padre del flamante SF15T.
Si el objetivo en la presentación del nuevo monoplaza era conseguir dos victorias en 2015, en apenas dos carreras ya se ha logrado el 50%. Pero más allá de los fríos números estadísticos, lo que ha cambiado por completo en la Scuderia, en buena parte gracias a Allison, y en otra muy buena parte a los numerosos cambios internos sufridos desde el año pasado, son las sensaciones en pista.
Según el propio Allison, considera que su mayor aportación en Ferrari ha sido eliminar la cultura cortoplacista que estaba instaurada en la escudería y que presionaba sobremanera al equipo de diseño. En efecto, aunque este monoplaza tenga tantos signos que denotan la mano de Allison, él mismo dice no haber diseñado ni una sola pieza de ese coche. Pero es que tampoco es necesario. Simplemente con marcar las prioridades y los puntos de atención adecuados en el diseño del monoplaza, que es el trabajo que ha llevado a cabo Allison, se ha demostrado que sobra.
En la cabeza de Allison está instalado el pensamiento a largo plazo: "Es complicado hacer nada en una escala de dos o tres meses. Es necesario construir un programa a lo largo de meses o años, y no en semanas". El trabajo aerodinámico de este monoplaza se inició en enero de 2014, mientras que el desarrollo del motor no centró realmente recursos hasta finales de mayo del pasado año, asegura Allison en una entrevista a Autosport.
Así, pues, asegura que lo mejor está por llegar. Los cambios que se han ido introduciendo irán dando sus frutos con el paso de los meses, e incluso de los años. Unas palabras muy esperanzadoras para los ferraristas. Por fin, parece que un histórico como Ferrari vuelve a estar en el buen camino.
