El 1 de agosto de 2005 la Fórmula 1 prohibió a los equipos llevar publicidad de compañías tabacaleras en sus monoplazas. La normativa europea no les dejó alternativa y la máxima categoría tuvo que acatar las órdenes. Las formaciones perdieron una de sus principales fuentes de financiación todas excepto una, Ferrari.
La relación de los de Maranello con Philip Morris, compañía propietaria entre otras cosas de la marca de tabaco Marlboro. Mientras que el resto de compañías pusieron punto y final a sus relaciones comerciales con la Fórmula 1 los americanos decidieron continuar con su patrocinio pero en la sombra.
Buscaron nuevas formas de patrocinar sus productos sin usar logo directamente. Primero fueron unos aparentes códigos de barras que si se miraban atentamente se percibía una de sus cajetillas. Después fueron unas líneas en el uniforme de pilotos y personal del equipo que recordaban también al diseño que seguían en sus productos.
Todas estas estratagemas fueron prohibidas y cuando parecían haberse dado por vencidos, presentaron en 2018 Mission Winnow, una compañía de Philip Morris comprometida con el desarrollo tecnológico. La cubierta motor del Ferrari comenzó entonces a lucir un logotipo con forma de "M" que aunque consiguió sobrevivir la pasada temporada, ahora está bajo investigación.
M de Mission, y de Marlboro
El gobierno australiano está investigando si el logo inclumple la ley antitabaco. Sus sospechas están basadas en que la M del logotipo recuerda una vez más a Marlboro por lo que su uso no sería legítimo.
En caso de que se llegase a la conclusión de que su uso está fuera de la ley, se le exhigiría a Ferrari que lo retirase para el gran premio inaugural de la temporada y probablemente el resto de países del calendario lo investigarían también.
Sea como sea, el año pasado Philip Morris ya consiguió meter dentro del paddock de Fórmula 1 junto al motorhome de Ferrari un stand en el que promocionar su marca de cigarrillos electrónicos que aunque no son tabaco en sí, en mucho países tiene las mismas prohibiciones que el tabaco convencional.
La de las tabacaleras, una lucha que lleva años en los tribunales pero también en los circuitos.