Mucho se había hablado antes de comenzar la temporada de la supuesta superioridad de los Ferrari sobre los McLaren y de lo complicado que lo iba a tener Fernando Alonso en su primer año con la escudería de Woking para batir a los bólidos rojos.
La buena noticia tras las tres primeras carreras es que el MP4-22 no está lejos del rendimiento del F2007, pero la mala, o quizás la inesperada, es que por lo que hemos podido ver el gran rival de Alonso este año no vestirá de rojo, sino que estará al otro lado de su mismo box. Lewis Hamilton le ha robado muchos titulares al Campeón del Mundo en estos tres primeros Grandes Premios de la temporada, y si bien comenzó con mucha humildad y repitiendo que quería aprender de Fernando, tras su segundo puesto en Bahrein, el británico ya se ha desmelenado.
El 'rookie' de McLaren aseguraba el domingo que se ve con las mismas posibilidades que Alonso de ganar el título: "no veo ninguna razón para que no sea así. Tengo el mismo coche y parezco tan competitivo como él", indicaba un Hamilton que se marca como próximo objetivo inmediato ganar su primera carrera en la F1.
Pero quizás lo más preocupante sea que en el seno del equipo McLaren también se han acabado ya las prudentes frases de "Hamilton está aprendiendo, es su primer año". Ahora esas reservas ante el debut de Hamilton se han transformado en una euforia contenida, como la de Martin Whitmarsh, que el domingo afirmaba que "Hamilton es un serio candidato al título".
Personalmente no es que no vea a Hamilton luchando por el título, que sí lo veo, pero lo que me sorprende y me preocupa es como el equilibrio de fuerzas del que siempre ha presumido McLaren con sus dos pilotos empieza a decantarse peligrosamente hacia Hamilton, el primer piloto inglés con posibilidades de los últimos años. Y, no lo olvidemos, un fenómeno mediático al que ya comparan con Tiger Woods.