La carrera de Fernando Alonso se ponía algo de cara para un posible buen resultado ya desde la primera curva y todo ello a pesar de salir desde la séptima posición de parrilla. El incidente en el que estaban implicados Magnussen, Massa y Ricciardo abría el camino del asturiano que se encontraba justo detrás de Sebastian Vettel. A partir de ese momento, el piloto de Ferrari se vería envuelto en múltiples batallas que al igual que en Silverstone hicieron levantarse de las butacas a más de uno.
A pesar de que es positivo el quinto puesto final, no deja de resultar hiriente ver como el podio se sigue resistiendo en un circuito en el que la velocidad punta del F14T ha sido de nuevo superior a los monoplazas propulsados por Renault, pero que de nuevo ha estado un punto por detrás de la de los Mercedes AMG o la del propio Williams. Y es que parece que esto es lo que queda en este 2014, dejarse “los cuernos” en cada carrera para pelear por mejorar la habitual quinta plaza de los sábados.
Desde luego, los duelos con Kimi Räikkönen y Sebastian Vettel, así como la batalla final con Daniel Ricciardo han sido suficientes como para irse de Hockenheim con una media sonrisa, pero con la sensación agria de que en un circuito que se le suele dar a las mil maravillas al ovetense lo máximo a lo que se ha podido optar ha sido la cuarta posición. El ciclón Mercedes en forma de Lewis Hamilton y una difícil estrategia en boxes hacían imposible con soñar por el tercer escalón del podio.
La próxima parada es Hungaroring, un circuito en el que Ferrari no podrá sacar todo el partido a su velocidad y dónde se espera que el RB10 de Red Bull si pueda aprovechar su carga aerodinámica para ser los referentes en curva rápida. Al menos esa es la teoría. Mientras tanto, Fernando Alonso sigue siendo el único que se salva en una Ferrari que sigue sin encontrar su norte y que al igual que Lotus, debería haber comenzado a preparar el monoplaza de 2015 hace más de mes y medio.