El otro día, Fernando Alonso decía alto, claro y en italiano que si Ferrari le quería, le tendrían, y hoy mismo la Scuderia ha respondido más alto y más claro todavía, que por el momento, no quieren a Fernando Alonso. Soy de los que piensan que ya no vale ni tan siquiera eso de que "se cierran las puertas de Ferrari hasta 2011": si Ferrari hubiera querido realmente a Alonso, no hubiera renovado a Kimi, así que ni 2011 ni leches, hay que buscarse la vida lejos de la Scuderia. Además, es el segundo año consecutivo que Ferrari desestima la opción Alonso con una inesperada renovación.
No entraré a valorar si Ferrari hace bien o no manteniendo la misma pareja de pilotos las dos próximas temporadas, pero mucho me temo que a poco que las cosas se tuerzan, los responsables de esta decisión van a recibir collejas en Italia hasta en el carnet de identidad. Lo que realmente interesa ahora mismo es ver qué pasa con el futuro de Fernando Alonso, porque con la opción Ferrari en la basura, parece más claro que nunca que la continuidad en Renault es una utopía.
Ahora Fernando ya no juega con el condicionante de buscar un contrato de un único año que le dejaría la puerta abierta para recalar en Ferrari en 2010. Con el portazo que le han pegado en las narices, Fernando tiene que pensar realmente en un proyecto de futuro en firme, no en una transición que le conduzca lo menos traumáticamente posible a Maranello.
El problema, como ya dejaba intuir el asturiano el otro día, es que la decisión va a ser una cuestión de confianza, pues cerradas las dos puertas con garantías casi indiscutibles de un monoplaza competitivo a más o menos corto plazo, Ferrari y McLaren, habrá que decidir cual es el proyecto que más convence a Fernando. En definitiva, a ver quién le vende mejor la moto, o el monoplaza, en este caso, al asturiano.
La decisión es muy complicada, ya que ni tan siquiera las prestaciones actuales pueden tomarse como referencia para lo que puedan rendir las diversas escuderías en un 2009 plagado de cambios técnicos. En este panorama de cambio, entre Honda, Toyota y BMW, que parecen las opciones más serias de futuro, yo casi descartaría a Toyota, básicamente porque han demostrado poder estar bien a veces, pero transmitiendo una sensación de que ha sido más casualidad que otra cosa.
De este modo, mi decisión estaría entre las aparentes garantías de mejora continua que ha demostrado BMW Sauber desde que está en el Mundial y los extraordinarios resultados del F1.08 en condiciones de baja carga aerodinámica (algo que se dará en 2009); o jugármela a creer en el proyecto Honda que lidera el convincente Ross Brawn. Quizás la decisión que más confianza precise sea esta última, porque hace muchos años que la escudería japonesa no demuestra nada de nada.
Así pues, lo mejor que le queda a Fernando es BMW Sauber, ¿no créeis?