Da igual que abandonen teóricos y superiores rivales o que estén presentes hasta el final. Hoy Fernando Alonso con ese extraño idilio que mantiene con la quinta posición y mañana, de cara al Gran Premio de Hungría, saldrá desde la parte limpia de la parrilla de salida. Eso último es el detalle al que se agarra el piloto asturiano para pensar en que mañana pueda realizar una buena carrera, máxime pensando en que con o sin DRS, Hungaroring es un suplicio a la hora de buscar adelantamientos.
Y pensando lo mal que le han ido las cosas a su compañero de equipo, una nueva pifia de Ferrari ha dejado a Kimi Räikkönen fuera en la Q1, lo logrado hoy por Fernando Alonso debería saber a gloria. Y es que a pesar de la teórica igualdad entre monoplazas, Ferrari tampoco ha podido brillar hoy.
En Hungaroring se premia el agarre mecánico en lugar de la potencia, algo que teóricamente perjudicaba a los motores Mercedes-Benz. A la hora de la verdad, y con Nico Rosberg en otra galaxia, hemos visto a unos Red Bull más enchufados a la hora de la verdad pero sin olvidarnos ni de los McLaren ni de los Williams. El español de Ferrari se ha quedado encajado entre unos y otros. Lejos del tiempo logrado por Daniel Ricciardo y con tiempo suficiente para detener los esfuerzos de un Felipe Massa que sigue muy por debajo de los que podría hacer con éste Williams.
Por mucho que transmita Fernando Alonso, el asturiano a veces ve optimismo en donde es difícil encontrarlo, es complicado pensar que mañana Fernando Alonso pueda aspirar a un podio. Quizás pueda pensar en una gran salida, pero por ritmo no parece que el Ferrari haya dado ese paso adelante necesario para mejorar los resultados cosechados hasta ahora en lo que llevamos de temporada.