Más de siete años han pasado ya, desde que un 26 de agosto del año 2000, un joven de 19 años, Fernando Alonso se consagrara con una victoria en el templo de Spa a los mandos de un F3000. Un año antes había ganado contra todo pronóstico, recordemos que era su primer año conduciendo monoplazas, la extinta Formula Nissan, por aquel entonces la categoría de monoplazas más alta que se podía disputar en España. De la mano de Adrián Campos se hacía con el título en la ultima de las carreras. El premio por ganar ese campeonato, disfrutar de unas vueltas a los mandos de un Minardi de F1.
Recuerdo un par de anécdotas que contaban por entonces y no se hasta que punto serán del todo ciertas. El día era lluvioso y una de las mayores preocupaciones de Alonso era como iba a poder ver con las gotas de agua inundando su visera. La respuesta de Campos fue rápida y concisa. A esas velocidades las gotas de agua no permanecen demasiado tiempo en la visera. La segunda de ellas se refiere a Giancarlo Minardi. El patrón de Minardi, viendo la lluvia y los tiempos que estaba marcando el asturiano tuvo que pedirle que aflojara. Formula Nissan aparte, la victoria en Spa puso a Alonso en los radares de muchas escuderías de Formula 1. Ferrari realiza su oferta pero un siempre habilidoso Flavio Briatore consigue que Fernando rechace la oferta de los del cavallino y firme por Renault. Un año cedido en Minardi y otro de piloto probador, a regañadientes, en Renault y el resto de la historia ya todos la conocemos.
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