Fernando Alonso ha vuelto a firmar una sensacional cuarta posición en el Gran Premio de China, refrendando su tremendo estado de forma actual, y garantizando matemáticamente a Renault la cuarta posición del Mundial de constructores. Finalmente, la carambola que le podía dar el podium no llegó, pero aún así el asturiano no le perdió el tipo en ningún momento a la carrera.
La salida no fue del todo buena, y perdió una plaza respecto a Heikki Kovalainen, pero una rápida reacción del asturiano le llevó a devolverle la pasada a Kovalainen, y a partir de ese momento se dedicó a perseguir a los Ferrari sin perderlos nunca de vista. El propio Alonso avisaba por la radio: "Puedo ir tan rápido como los Ferrari". Pues sí, esa es la realidad a estas alturas de la película.
Pero como el propio Fernando ha reconocido al final de la carrera, "hoy mi guerra no era con los Ferrari", y no le falta razón: su principal peligro ha sido en todo momento el propio Heikki Kovalainen, que iba a una estrategia siempre unas 5 o 6 vueltas más largas que Fernando. Los dos primeros stints del asturiano fueron soberbios, y todo acabó de aclararse cuando Heikki pinchó su delantero derecho unas vueltas antes de su segundo pit stop. Entonces sí, el 4º puesto estaba garantizado, y Alonso bajó las revoluciones de su R28.
En el último stint, y viendo como Raikkonen bajaba el ritmo considerablemente, Alonso volvió a activarse e intentó un último achuchón, acercándose mucho al F2008 del finlandés, pero aunque Fernando firmó su mejor vuelta personal en el último giro, no había tiempo material para intentar el asalto. De cualquier forma, Fernando ya está en la general por delante de Heikki Kovalainen, y estar por delante de un McLaren seguro que debe satisfacerle especialmente.