Realmente, Fernando Alonso quedó eliminado para luchar por la pole por un suspiro, pero que la segunda vez que le sucede eso en toda la temporada ocurra en uno de los dos Grandes Premios de casa, debe ser un auténtico chasco, que dudo mucho que el asturiano esperara.
Alonso ha sido muy claro en sus declaraciones al bajarse del R28: "Los cuatro intentos de vuelta rápida he ido al límite y no había mucho más de donde sacar", pero es que el problema de hoy no ha sido únicamente que no se haya podido sacar más del Renault, sino que ha habido demasiada gente con la que no se contaba que sí ha sacado más de lo previsto en la sesión de clasificación de hoy, como Vettel, Bourdais, Rosberg, Nakajima, e incluso apurando un poco, y pese a llevar un BMW, el propio Heidfeld, que estaba sufriendo bastante con su F1.08.
Al final, sólo 18 milésimas separaron a Fernando de poder entrar en la Q3, pero ese es el precio a pagar cuando los 10 que se clasifican para luchar por la pole ruedan en apenas medio segundo de diferencia. Una igualdad exagerada que castiga muchísimo cualquier mínimo suspiro que se pierda en cualquier punto de la vuelta.
Como único consuelo, las altas probabilidades de Safety Car en esta pista podrían acabar pegando un giro inesperado a la carrera de mañana, y puede que jugársela a una parada saliendo tan atrás sea una estrategia que pueda reportar alguna que otra sorpresa. Pero no nos engañemos: salir el 12º en una pista como el Valencia Street Circuit, donde se pueden formar unos embudos considerables en las frenadas de la primera vuelta, no es lo que nadie quiere de entrada.
Habrá que apelar a la suerte para que mañana pase algo. En Montmeló el subidón fue el sábado, y el bajón el domingo. ¿Por qué no soñar con una situación inversa en Valencia?