A uno ya hay pocas cosas que le sorprendan a estas alturas, pero tras el trágico accidente aéreo del pasado miércoles en el Aeropuerto de Barajas hubo reacciones en el mundo del deporte que me parecen realmente incomprensibles. Por una vez, la Fórmula Uno sí que supo estar a la altura y dio ejemplo a otras disciplinas que realmente actuaron de una forma indefendible.
Aún hoy me hago cruces de cómo apenas unas horas después de la catástrofe en Madrid, la selección española de fútbol jugó un partido tan intrascendente como inútil en Dinamarca, mientras en nuestro país los familiares de las víctimas sabían sin saber si lamentablemente les había tocado a uno de los suyos estar en la lista de fallecidos. Increíble que TVE dedicara dos horas de su programación a un amistoso en lugar de informar sobre el accidente. Tan increíble como que el COI se negara a que los deportistas españoles pudieran lucir señales de luto en los JJOO de Pekín o que no se permitiera que la bandera española luciera a media asta en la Villa Olímpica. Sin embargo, también ha habido respuestas mucho más positivas ante esta tragedia, como la que protagonizó ayer la Fórmula Uno en Valencia.
A iniciativa de Fernando Alonso, pero con la colaboración de la FOM y de todos los que integran el circo de la F1, ayer se guardaron cinco respetuosos y emocionantes minutos de silencio en el Valencia Street Circuit en recuerdo de las víctimas. Un detalle, que esta vez sí, nos hace sentirnos orgullosos a los que seguimos y amamos este deporte.