Parece que al final se ha confirmado los buenos presagios y los monoplazas negros y amarillos han levantado cabeza en un Gran Premio tan especial como el de Mónaco. Atrás quedan las pretemporadas difíciles, los rumores de desaparición, pasar de mano en mano y otro tipo de situaciones que lo único que hacían era provocar inestabilidad al equipo. Hoy, gracias a Robert Kubica el Renault R30 ha vuelto a volar bajo por los circuitos de Fórmula 1.
Y es que el polaco ya comenzó la temporada con muy buenos augurios. La gran carrera en Albert Park, en la que fue el único que mantuvo el impresionante nivel de los coches punteros, puso la piedra para cimentar la confianza del equipo. Además el Renault R30 se esta mostrando como un monoplaza rápido en circuitos de curvas lentas y de poca tracción como son la pista australiana y el Gran Premio que nos ocupa este fin de semana. Ya en las sesiones de entrenamientos lo empezaba a avisar el bueno de Kubica. Sin embargo lo mejor ha llegado en el momento de empezar la espectacular clasificación de hoy. Robert se ha subido por todas las paredes, que en esta ocasión están más cerca de la pista, y ha disputado de tu a tu la pole a los mejores coches/pilotos del actual panorama del gran circo.
Es más, sino llega a ser por una pequeña perdida de tiempo en el segundo sector, no me cabe duda que el R30 del polaco aparecería mañana en el primer lugar de la parrilla por delante de Mark Webber. Y es que a su catorce bajo de su tercer intento llevaba toda la pinta de convertirse en el primer trece alto del fin de semana.
Finalmente ese tiempo se lo ha llevado Webber y con él, la posibilidad de conseguir mañana la victoria en un circuito en el que adelantar es más una utopía y en el que la salida decidirá gran parte de las posiciones del final de carrera. A menos que Fernando Alonso, ayudado por Alguersuari y De La Rosa se hayan puesto ya manos a la obra y estén bailando la danza de la lluvia para mañana intentar subir a las posiciones de puntos.