No quiero decir que Fernando Alonso hubiera logrado la pole en el Gran Premio de Singapur. Ni mucho menos. Pero es una evidencia, como el propio Alonso comentaba al regresar a boxes después de que la bomba de combustible de su Renault le dejara tirado al comienzo de la Q2, que el R28 "nunca había ido tan bien como aquí".
Alonso lo sabía nada más bajarse del monoplaza, y sus gestos de rabia e impotencia así lo indicaban. Luego lo confirmó ante los micrófonos: era "la mejor oportunidad del año". Quizás no de lograr la pole, que hubiera estado muy cara, pero sí de "quedar entre los 2 o 3 primeros". Hay motivos para pensar que era posible, pues nunca antes en esta temporada el asturiano había mandado en dos de las tres sesiones libres anteriores.
Para más inri, la peor posición de salida del año llega en, probablemente, el peor circuito para ganar posiciones en carrera después de Mónaco. Es una pena, pero la 15ª posición en la parrilla de Fernando condena por completo cualquier opción de hacer algo importante mañana en carrera: "La carrera está perdida porque aquí no se puede adelantar. Es salir por salir. Si ya pensaba que salir octavo o noveno era complicado, salir decimoquinto...".
El asturiano sabe de sobras que sus opciones son prácticamente nulas, y ni tan siquiera una carrera movida le hace albergar esperanzas: "Si sale el Safety Car, se quedan 10 o 12 coches por delante y voy a una parada... La estrategia no importa mucho. Más que una estrategia hay que preparar un milagro".
¿Quién nos iba a decir que quedar 5 puestos por detrás de Lewis Hamilton en la Q2 iba a suponer no poder luchar por la pole? Eso no pasará muy a menudo. Por buscarle el lado positivo a la sesión de hoy, su duelo particular con su compañero de equipo en calificación sigue siendo un clamoroso 15-0. Pero, ¿alguien se conforma ya con ganar en una comparación con el cada vez más discutido Nelsinho?