Fue una de las agradables sorpresas de la clasificación del pasado Gran Premio de Australia, pero en una carrera en la que hubiera podido haber marcado el primer podium del año, el despiste de Kazuki Nakajima hizo que todas sus opciones se fueran al traste. Pero por suerte para el polaco, las prestaciones mostradas en Melbourne no fueron casualidad, y en Sepang ha vuelto a estar al máximo nivel.
En la clasificación del sábado la velocidad mostrada por su F1.08 fue sencillamente magnífica, sobre todo al conocer el domingo que su monoplaza iba considerablemente cargado de combustible. Tras la sanción a los McLaren, salía en 4ª posición, y pese a una salida en la que hizo patinar demasiado las ruedas, se quitó de delante rápidamente a Jarno Trulli y empezó a cosechar lo que sería el segundo podium de su carrera deportiva, y su mejor posición en un Gran Premio, al finalizar segundo. En ningún momento estuvo a la altura del ritmo marcado por los Ferrari, pero también debe decirse que fue el único que dio la sensación de no quedar completamente descolgado de los bólidos de rojo, bajando sus tiempos rápidamente a 1:36 tras la vuelta 10. En una cómoda tercera plaza, Kubica firmó una soberbia actuación, escapándose en un magnífico primer stint del resto de rivales que podían disputarle el podium, y sabiendo mantener el ritmo en los siguientes para no pasar demasiados apuros. Después, llegó el regalito de Massa.
El resultado es por todos conocidos, y dice mucho del pilotaje de Robert Kubica que en ningún momento de la carrera, ni tan siquiera en sus paradas a boxes, el polaco rodara fuera del podium. Eso es señal también de una excelente gestión de la carrera de Robert desde el muro, desde donde no deja de dialogar con el polaco el ingeniero español Antonio Cuquerella. Incluso llegó a liderar la prueba durante 8 vueltas. Sin lugar a dudas, este año vamos a hablar muy a menudo de Robert Kubica. Seguro.