La grave situación financiera que está atravesando el equipo Super Aguri Honda podría acabar suponiendo la desaparición de la escudería nipona antes del inicio de la próxima temporada o, lo que es más probable, la venta de sus acciones a un nuevo inversor.
Hace ya tiempo que venimos comentando que a pesar de volver a contar con el apoyo de Honda, el equipo de Aguri Suzuki parece incapaz de encontrar los patrocinadores necesarios para soportar la escalada de costes en la que está inmersa la F1. Y lo que ha sucedido esta semana en Jerez, es una prueba inequívoca de ello: 10 vueltas en tres días de pruebas. Super Aguri contaba con un solo monoplaza para los tres días de test, pero unos problemas de temperatura en el motor del SA07B el pasado lunes, con James Rossiter al volante, le obligaban a parar y terminar la jornada con diez vueltas. Los responsables del equipo anunciaban a última hora de la tarde que no podrían retomar las pruebas hasta recibir una serie de piezas.
Y precisamente ha sido ahí, en la logística del equipo, donde ha aparecido una vez más la falta de recursos de la escudería. Al margen de que el equipo estaba con lo puesto en Jerez, un problema técnico en el avión que transportaba las piezas hasta Gibraltar les impedía rodar el martes y también el miércoles, y eso a pesar de que un miembro del equipo intentó hacer llegar los componentes por carretera. Anthony Davidson veía con una enorme frustración cómo se desarrollaban los dos días de pruebas y él debía permanecer en su box de brazos cruzados.
En resumen, que en un deporte donde algunos equipos mueven más de 300 millones de dólares de presupuesto, una escudería como la japonesa, que la pasada temporada hizo un buen papel en el Campeonato, se ve limitada y prácticamente incapaz de poder rodar con uno de sus monoplazas en unos test que también se pagan a precio de oro.
Vía | Super Aguri F1