Destrozando la Fórmula 1 a latigazos

Hace mucho tiempo que se venía evidenciando que la cúpula que dirige lo que conocemos actualmente como Fórmula 1 no está, ni por asomo, a la altura de lo que se merece una categoría con tantísima historia a sus espaldas. La campaña de hundimiento del prestigio de la Fórmula 1 ha sido un proceso largo y plagado de capítulos vergonzosos, pero, para bien o para mal, la Season Finale está a la vuelta de la esquina.

Este mismo viernes, Max Mosley podría lograr lo que ni tan siquiera el dictatorial Balestre consiguió durante su tumultuosa presidencia de la entonces FISA: destrozar definitivamente la Fórmula 1. El año que viene se cumplirán 30 años de aquella temporada de 1980 en la que la Fórmula 1 ya estuvo a punto de romperse. Por aquel entonces, la intervención de un Bernie Ecclestone que capitaneaba el bando de los equipos consiguió traer la paz a la categoría en forma de Pacto de la Concordia, pero poniendo a la vez la semilla de la destrucción que podemos presenciar en breve: a Max Mosley en la presidencia de la FIA.

Podría extenderme en describir el currículum de Mosley, sobre todo en esta última etapa oscura de su trayectoria, pero creo que todos conocemos de sobras cómo está el gallinero en la mayoría de las categorías en las que la FIA mete mano, desde el cachondeo en que se ha convertido el WTCC, pasando por el ninguneado y casi aniquilado WRC, y con la puntilla de lo que está pasando en la F1 como colofón. Lo peor de todo es que ya se insinúa que Mosley no cumplirá su palabra de no presentarse a la reelección en noviembre. No, perdón. Peor aún es que si se presenta, volverá a salir elegido, porque por desgracia, los súbditos que votan no son mucho más que sus marionetas.

La situación actual está bien clara: Max Mosley no piensa bajar del burro y ceder ante las presiones de una FOTA que por fin ha cogido la fuerza y unidad que hacía años que se venía necesitando en una Fórmula 1 con tendencia a convertirse en una copa monomarca más. Los equipos ya no van a pasar más por el aro, y si se tienen que ir ocho de golpe a competir en un campeonato paralelo, lo harán. Por fin se defiende con fuerza y determinación la esencia de un deporte por el que unas cuantas leyendas han perdido la vida en pista.

¿Qué pasará este viernes? De entrada, parece claro que una de las condiciones para que los equipos FOTA se inscriban, la firma de un nuevo Pacto de la Concordia, no se va a cumplir. Tampoco Mosley está por la labor de aplazar sus brillantes planes restrictivos que permitirán que la categoría llene sus parrillas con viejas glorias como Lotus, Brabham o March. Vaya, que además de destrozar por completo la Fórmula 1, lo hará tomándose la licencia de ensuciar legendarios nombres que este individuo no tendría que tener permiso ni para pronunciar (sí, y sé que March es “su” equipo). En fin, que la posibilidad de un campeonato paralelo es más que probable, porque si al final Mosley doblegara la rodilla, estaría entregando públicamente su poder a la FOTA, cosa que dudo que se digne a hacer.

Ahora bien, ¿es malo que haya dos campeonatos? Sin duda, el que seguirá siendo realmente Fórmula 1 será aquel en el que estén Ferrari, McLaren o Renault. (¡Me sabe fatal el papel que Williams ha tomado en esta guerra!) Será Fórmula 1 donde estén Alonso, Hamilton o Raikkonen. No hay vuelta de hoja. ¿Dónde irán los patrocinadores? ¿Por ver a qué pilotos la gente viaja por el mundo? ¿Qué competición querrán dar las televisiones? Se habla de una categoría con tres monoplazas por equipo, y unas reglas como Dios manda. Al fin y al cabo, es lo que últimamente muchos reclamaban: que la Fórmula 1 pase de la FIA. El ejemplo de la ACO puede ser una buena guía.

Finalmente, tengo curiosidad por ver en qué bando se posicionan personajes como Bernie Ecclestone. Ecclestone sabe de sobras que el dinero por el que sigue respirando estará donde esté la FOTA y sus pilotos, pero también sabe que en esta nueva categoría no podrá enriquecerse a costa de las escuderías como venía haciendo hasta ahora. Al final, Bernie es el propietario de la marca F1, y no sé si tiene libertad suficiente como para llevarse la denominación del campeonato de la FIA. Veremos. También me gustaría saber la posición de Mónaco en todo esto. Es la joya de la corona de la F1, equivalente a las 500 Millas de Indianápolis en las que se sustentó la separación de la Indy y la Champ Car. Al Principado ya le han quitado su cita anual del Rallye de Montecarlo, y no se han cortado al afirmar que les gusta más ese clásico en el IRC que en en el WRC. Bofetón a la FIA, que podría repetirse con la Fórmula 1. Mónaco es el único circuito que no tiene firmada exclusividad para albergar la F1. El resto de circuitos del Mundial no podrán recibir la nueva competición de la FOTA en caso de tirar adelante.

Eso sí, si este viernes se acaba confirmando que los equipos de la FOTA no estarán el año que viene en la competición de la FIA, veremos qué pasa con las carreras que quedan esta temporada, ya de por sí perdida para muchos de los equipos grandes. ¡Lo que hay que aguantar!

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