La visita de Motorpasión F1 a Brackley comienza, después de una rápida introducción y la entrega del pase pertinente, por una de las secciones más secretas de la sede de Mercedes AMG F1. No tanto porque las otras sean menos secretas pero sí son menos distintas a las de los rivales. Por lo tanto, donde en otras secciones se puede tomar una foto de un pasillo (el fotógrafo oficial, no los invitados, claro), en esta sección esto está prohibido por completo. Se trata del simulador, una de las joyas de la corona del equipo Mercedes.
El trabajo de simuladores de Mercedes empezó tan pronto como en 2009. Precisamente es esta pieza de tecnología, el sistema usado por Jenson Button y Rubens Barrichello en Brawn GP en 2009, el que nos muestran. Aunque seguramente fuera Anthony Davidson, quien más horas pasó en él. Nos sirve para entender lo mucho que los simuladores han evolucionado desde entonces. El sistema "arcáico", el más antiguo de los tres que posee el equipo, solo consta del monocasco de un monoplaza y todos los aparatos informáticos. No hay ni rastro de sistemas de movimiento o de simulación de fuerzas G.
Tres simuladores, la clave virtual del éxito real
Este simulador no está en uso actualmente en lo que respeta al trabajo para preparar un fin de semana de carreras aunque ingenieros y mecánicos tienen acceso a él si quieren probar determinadas cosas para entender mejor la posición del piloto. Puesto que no requiere un molde de asiento ni otras preparaciones extensivas, es el simulador más asequible y el "más usado" en número de personas que se sientan en él. El simulador intermedio es quizás el que queda más en desuso ya que es más complejo pero queda anticuado con respecto al tercer simulador, el que actualmente usa Mercedes para prepararse para las carreras.
Este tercer simulador, que requiere hacerse el asiento y varias otras preparaciones y que a primera vista deja claro que utiliza los sistemas gráficos del conocido simulador de ordenador "rFactor" (pero nada más que eso; los "números" que calculan las físicas provienen del propio equipo Mercedes), es el más avanzado y dispone de todo lo necesario para ayudar a que los pilotos e ingenieros lleguen a cada carrera listos para sacarle el máximo partido al coche. Mercedes no tiene ningún "partner" en cuanto a tecnología de simulación, con lo que toda la información y las físicas del programa vienen de sus propios laboratorios informáticos.
Nuestro anfitrión en la zona de simuladores nos cuenta que el equipo tiene que entrar en un cierto estado mental para aprovechar el simulador. Nos comenta que hay que olvidarse de todo aquello que el simulador no puede replicar y centrarse en lo que sí puede hacer. Incluso hay que ir más allá, y centrarse en aprovechar aquello que se puede hacer en un simulador y que no puede hacerse en la realidad. Un buen ejemplo es el de usar un coche con una carga de carburante específica y/o un desgaste específico de neumáticos y mantenerlo durante las vueltas que sean necesarias para entender su comportamiento.
Mucho más que pilotar en un circuito virtual
También nos cuentan que una de las cosas que suele hacerse es "entrenar" al piloto para que aprenda a entender el coche, ya no en lo que respecta a su comportamiento en circunstancias normales sino en situaciones menos habituales como puede ser goma acumulada en el alerón delantero, un "endplate" o cualquier otra pieza del alerón delantero rota y un sinfín de situaciones parecidas. De esta forma, pueden maximizar el rendimiento si ocurre un problema de este tipo y el piloto sabe identificarlo varias curvas antes de que hipotéticamente el equipo pueda darse cuenta, mejorando el tiempo de reacción.
De la misma forma, tanto los pilotos como los ingenieros llegan incluso a practicar qué lugares del circuito son mejores para mandar determinados mensajes al piloto y se llegan a simular procedimientos de salida para ver exactamente en qué lugar y momento hay que decirle las cosas al piloto y hasta las palabras exactas a usar. En este sentido, nos damos cuenta una vez más de la diferencia entre Nico Rosberg y Lewis Hamilton, cuando nos cuentan que el alemán es particularmente maniático en cuanto a la inmersión. Le gusta hacerlo todo exactamente como si fuera real, mientras que el británico actúa de forma algo más libre.
Sobre los pilotos, lo habitual es que pasen un día entero en el simulador por carrera, en total, aunque todo depende de los calendarios tanto de carreras como de eventos promocionales e incluso los personales de cada piloto. Otro punto interesante sobre el piloto y el ingeniero y cómo trabajan en el simulador es que se suele llegar hasta a practicar el tono de voz para que los ingenieros puedan mandar mensajes "encriptados" con cómo hablan y no simplemente en cuanto a las palabras. En ocasiones, el simulador se usa para entrenar a los ingenieros también, con tal de que sean más efectivos.
Aunque normalmente los pilotos oficiales son quienes más partido le sacan al simulador más avanzado, en ocasiones otros pilotos se suben a él para dar información extra a los ingenieros tanto sobre el coche aunque sea de forma virtual como incluso información sobre el propio simulador. Normalmente, la política es que sean otros pilotos de la casa Mercedes-Benz quienes lo hagan ya que en estas sesiones todos se benefician, piloto y equipo, así que prefieren darle beneficios a "sus" pilotos. Un mundo apasionante que aunque se sucede principalmente en las autopistas de la información virtual, tiene consecuencias muy serias en la pista.