A pesar de contar con una dilatada experiencia en la NASCAR, no podríamos decir que David Ragan es una superestrella de la competición. Aún así, y tras ganar ayer la Aaron's 499 en Talladega, Ragan ya tiene un hueco en la historia, sobre todo si le sumamos que hace dos años ya dio la sorpresa venciendo en la Coke Zero 400 en Daytona.
Pero ayer fue otra historia. Segunda carrera del año en un superspeedway, Talladega fue protagonista de varios incidentes que podríamos denominar como Big One. El primero de ellos en la vuelta 43 fue provocado por Kyle Busch cuando se excedió a la hora de empujar a Kasey Kahne y tuvo hasta 16 vehículos involucrados. En los últimos compases, la situación se repitió, esta vez con 11 coche implicados, y lo hizo con más espectacularidad ya que el coche de Kurt Busch acabó por los aires.
En Talladega también pudimos ver una de esas curiosas anécdotas que en la actualidad tan sólo pueden pasar en la NASCAR. Denny Hamlin, que volvía a la pista tras varias semanas lesionado en su espalda, no podía continuar y era sustituido en plena carrera por Brian Vickers. Una cambio de piloto muy particular y poco habitual.
Pero quizás lo más destacable es que la lluvia hizo que se ondeara la bandera roja. 3 horas y media de parón después, la carrera se relanzó, algo que hizo que la prueba durase la friolera de siete horas y cinco minutos. Y a pesar de la duración, al final todo se decidió en un final de Green-White-chekered flag. Un final en el que David Ragan fue el más hábil y tras superar a Carl Edwards en una gran maniobra, supo contener los ataques para lograr la victoria.