El Gran Premio de Rusia fue uno de esos que queda durante muchos años en la mente de los aficionados a la Fórmula 1. La carrera ya estaba siendo muy interesante en seco, pero comenzó a llover en el momento más delicado posible: cuando solo quedaban seis vueltas para el final. Las radios echaban humo.
Había que tomar una decisión estratégica crucial para el devenir de la carrera: poner los neumáticos de lluvia o aguantar con los de seco hasta el final. La comunicación por radio entre los pilotos y sus equipos fue clave, y allí vimos de todo, desde la autoridad que le dio la victoria a Mercedes hasta el caos de McLaren.
Norris, Pérez y Leclerc fueron los más rebeldes y perdieron sus resultados
Si echamos mano a la clasificación previa y posterior a la lluvia está claro que hubo un equipo que fue el gran ganador: Mercedes. Pasó de tener a Lewis Hamilton en la segunda posición y a Valtteri Bottas en la decimocuarta a ganar la carrera con el campeón y lograr una oportunísima quinta plaza con Bottas.
Y todo ello gracias a tomar las riendas desde el muro de boxes. Bottas fue el primero en parar, junto a Kimi Raikkonen y George Russell. Fueron los tres grandes beneficiados. Pasaron de estar fuera de los puntos a acabar quinto, octavo y décimo respectivamente. Pero es que Mercedes también lo clavó con Hamilton.
Es cierto que no hizo la parada en el momento óptimo, pero sí que rectificó a tiempo para ganarle la partida a McLaren y conseguir la victoria número 100 de Hamilton en la Fórmula 1. Y todo se debió a la autoridad que sí demostró Mercedes desde el muro de boxes, contrapuesta con el caos de McLaren.
Hamilton no estaba convencido de hacer la parada. De hecho, poco antes del cambio de neumáticos le dijo al equipo que estaba dejando de llover y que no había mucha agua en pista. Pero entonces recibió una orden clara y directa: "Parada en boxes confirmada. Viene más lluvia". Hamiton entró y ganó la carrera con 53 segundos de ventaja.
Unos metros más allá el muro de McLaren era un caos. Lando Norris, el líder de la carrera, estaba completamente descontrolado en la radio. Le gritaba a sus ingenieros que se callasen cada vez que le advertían de las condiciones de la siguiente curva, y cuando le preguntaron si quería intermedios gritó un contundente "¡No!". No se volvió a hablar del tema.
Norris acabó séptimo, incluso por detrás de su compañero, Daniel Ricciardo, una carrera que pocas vueltas antes tenía medio ganada. No solo se equivocó a la hora de elegir el momento óptimo del cambio, algo que también hizo Hamilton, sino que ni siquiera tuvo la cintura suficiente para rectificar, como sí hizo Mercedes.
No fue el único de la parrilla que se pasó de bravucón. Sergio Pérez fue el otro gran perjudicado por la lluvia, ya que pasó de ir tercero a acabar en la novena plaza. El mexicano se negó a cambiar los neumáticos hasta en cinco ocasiones, mientras que Red Bull ya estaba experimentando en su otro coche, el de Max Verstappen, que era la maniobra acertada.
Verstappen sí que atendió las indicaciones de su muro. Es cierto que estaba fuera de posición y por lo tanto no perdía mucho si le salía mal la jugada, pero fue de los primeros en parar en boxes y como resultado convirtió una séptima posición en un segundo puesto. Se mantiene a solo dos puntos de Hamilton en el mundial.
Otro caso curioso es el de Alpine, donde, como McLaren, depositaron la confianza en el piloto, pero con la diferencia de que Fernando Alonso lleva 18 temporadas en la Fórmula 1 y tiene 40 años. Alonso tampoco acertó con el momento idóneo para montar los intermedios, pero tuvo la cintura ágil para rectificar a tiempo y salvar un sexto puesto.
Como ya es habitual, la estrategia de Ferrari fue particular. Charles Leclerc también decidió quedarse en pista y terminó fuera de los puntos y dándose contra el muro, pero es que Carlos Sainz sí que fue el primer piloto en pedir el cambio de ruedas, y el muro de boxes se lo negó. Afortunadamente insistió y le hicieron caso a tiempo de subirse al podio en Rusia.
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