Esta semana celebramos nuestro quinto aniversario como publicación exclusivamente centrada en competición. Cinco años de Motorpasión F1 que han dado mucho de sí, y lo que queda todavía por delante es más apasionante. Para festejar esta fecha, los editores iremos contando nuestras experiencias durante la semana, qué significa llevar tiempo en Internet contando la actualidad de la competición de motor, viviendo alegrías y penas, manteniendo la ilusión en un deporte que llevamos en la sangre y que, seguro, nos dará satisfacciones en el futuro.
Cinco años se antojan pocos cuando disfrutas cada día de escribir de lo que te apasiona. Estoy aquí desde que se empezó a gestar el proyecto Racingpasión, allá por el 8 de marzo de 2007, aunque más tarde ese año tuve que dejar aparcada la publicación hasta que pude regresar a finales de 2010. Ese primer día publicamos tres posts en privado, comenzaba la “pretemporada” particular de Motorpasión F1 como hoy en día lo conocéis, y el proyecto no podía contener más emociones. De lo que más me acuerdo de ese principio era de la motivación que teníamos todo el equipo de cara a disfrutar de una temporada 2007 memorable en Fórmula 1.
Fernando Alonso era el bicampeón del mundo más joven de la historia, había fichado por una súper estructura como lo era, y es, McLaren, y contaría además con un compañero de equipo que era sin duda una estrella en potencia. Parecía que la cosa estaba clara, que Fernando Alonso podría conseguir un tricampeonato y estábamos emocionados. La temporada fue eso, emocionante, pero también fue una de las sorpresas de nuestra vida por todo lo que aconteció. Al final, ya lo sabemos: Kimi Raikkonen se coronó campeón del mundo con Ferrari y Fernando Alonso terminó tercero, empatado a puntos con Lewis Hamilton y a un solo punto del finlandés. Apasionante.
Hoy, cinco años después de aquella temporada que nos tuvo en vilo hasta la última carrera del año, la temporada del famosísimo San’ganchao, de la rivalidad sin límites, del oportunismo de Raikkonen tras una temporada muy buena (todo hay que decirlo), podemos echar la vista atrás y decir que hemos vivido grandes momentos, buenos y malos también. Para mi Motorpasión F1 es eso, Fórmula 1. También he escrito sobre rallyes, sobre resistencia, sobre competiciones extrañas y peculiares, sobre NASCAR y mil cosas más.
Pero para mi todo se reduce a la Fórmula 1, desde los artículos que escribo aquí hasta mi vida personal. Es como una obsesión, y escribir me ayuda a canalizarla. En todos esto años conocimos a muchos de vosotros “desde el otro lado”, entre comentarios y discusiones hemos conseguido construir una comunidad de especialistas en competición de la que nos nutrimos, por un lado y gracias a la participación, y a la que tratamos de ofrecer lo mejor de nosotros mismos.
Los mejores momentos de mis cinco años en Motorpasión F1
Es lo más difícil de seleccionar. Siempre hay momentos buenos y momentos malos. Lo mejor en conjunto es que gracias a la publicación me mantengo dentro de un mundo que me atrae desde que tengo uso de razón, un mundo al que quise pertenecer pero que, como a tantos, se nos quedó demasiado fuera del alcance, de las posibilidades. Así que poder estar más cerca del mundillo, contando cosas, opinando, rescatando viejas glorias, aprendiendo, es lo mejor.
En lo personal, viajar y vivir las 24 Horas de Le Mans el año pasado junto a Lucas Ordoñez y su equipo ocupa la primera posición de mi podium de vivencias. Vivir las 24 Horas no es asistir a una carrera, es vivir una experiencia casi completa. Es casi completa porque el bicho de Le Mans te pica bien profundo y consigue crear una dependencia que hay que vivir más veces. Tanto es así que estoy seguro de que volveré periódicamente a la gran cita anual del motor.
En la época reciente también tengo en mi memoria momentos importantes. La última prueba de 2010, en la que Fernando Alonso partía como favorito al título y lo perdió en favor de Sebastian Vettel. Aunque Vettel se lo ganó, la sensación era como era. En ese momento, el mundial de F1 2010 supuso tanto para mi que lo califiqué como el mejor mundial de mi vida, algo que sostuve tras esa prueba en la que se desvaneció la promesa del tricampeonato. Tantos posibles campeones en la parte final de la temporada nos hicieron vibrar hasta “el último cuarto de Abu Dhabi 2010”, y entre otras cosas le di el título de mentirijillas de “campeón moral” a Mark Webber.
Hoy estamos en la temporada 2012 de lleno. Es fenomenal lo que tenemos delante: Sebastian Vettel dispuesto a seguir arrasando, Fernando Alonso con un Ferrari extremo a su disposición, que nadie sabe cómo responderá, Kimi Raikkonen vuelve a la acción, muchos meses por delante y mucha competición. Ese es el tercer momento buen destacable de entre todos los que viví aquí.
También hubo momentos malos, aunque ya sabemos que esto forma parte de la competición. Es duro, pero es real. Robert Kubica y su horroroso accidente, Dan Wheldon, Henry Surtees,… y tantos otros nos recuerdan que el deporte del motor es muy serio. Esos momentos son los peores, por encima de otras consideraciones, cualesquiera. Momentos duros que recordamos, siempre.
Gracias por cinco años de comunidad
La última parte es la parte de la lagrimilla, a lo mejor. Seguramente ya estaréis cansados de leerme rememorando cosas, pero toca daros las gracias a todos por formar esta comunidad. No siempre tenemos tiempo para estar en todos los frentes, no siempre podemos satisfaceros a todos totalmente, pero a todos os debemos estar aquí y seguir con ganas de contaros lo que se nos pone por delante. Gracias a todos los que conozco gracias a Motorpasión F1 (no puedo mencionaros a todos aquí, así que ya sabes que, si lees esto, me estoy refiriendo a ti).
Tampoco podría seguir con ganas de no ser por el equipo, el actual de Motorpasión F1 y el que ya no está por diferentes motivos. A todos los que pasásteis por aquí como editores muchas gracias, y a los que todavía estamos, es hora de ponerse a trabajar que la temporada 2012 no nos va a esperar…
Gracias a Igor Zamorano, Iván Fernández, Álex García, Ricardo Topham y S.Marcus. Sigamos otros cinco años, ¿no?