El titular del “Bandera a cuadros” del pasado GP de Australia fue muy parecido a éste, pero es que no me podía resistir a darle todo el protagonismo que se merece al verdadero protagonista del fin de semana, que no fue otro que la propia carrera. Sinceramente, hacía mucho tiempo que no veía una carrera con tantísima emoción sostenida durante tantísimo tiempo y con acción en tantísimas partes del circuito a la vez. Fue una carrera espectacular desde la primera hasta la última vuelta, y eso, por desgracia, no lo vemos cada fin de semana.
Podemos nuevamente agradecer a la lluvia del resultado final, pero no pienso perder ni un minuto en discutir cuál fue la causa esta vez de vivir semejante carrerón (las condiciones cambiantes fueron una parte importante, está claro), porque hay tantas cosas de las que me gustaría hablar, que seguro que me volveré a dejar muchas otras en el tintero. Empecemos, pues.
De entrada, me gustaría destacar la soberbia salida de Fernando Alonso. Vale que se adelantó por unas milésimas al semáforo, pero sin duda alguna, aunque Fernando hubiera salido justo cuando se apagaron las luces, o incluso un poco después, se hubiera merendado igualmente en la salida a los dos Red Bull. Por suerte para él, y para muchos otros, la salida del Safety Car allá por la vuelta 25, cuando las distancias con el grupito de cabeza que se había mantenido firme en su elección de gomas inicial eran ya casi insalvables, lo reenganchó a la lucha por el podium.
Sin dejar a Alonso, y volviendo a destacar su gran carrera remontando posiciones y adaptándose a los diferentes escenarios de carrera con los que tuvo que lidiar, me sorprendió mucho su maniobra de adelantamiento sobre Felipe Massa. No sé qué puede haber cambiado en Ferrari, pero está claro que para pasar de respetar, diría que incluso en exceso, a tu compañero en carreras anteriores, aún sacrificando un mayor ritmo de carrera, a robarle el interior en el carril de entrada al pit lane… La maniobra fue muy agresiva, más tratándose de compañeros de equipo, y entiendo que Massa esté muy enfadado por ella. Además del puesto en juego, también estaba el premio de la desagradable espera en boxes a que tu compañero realice el cambio de gomas. Me da a mí que esto va a marcar un antes y un después en las relaciones “reales” (lo que vendan en público es otra cosa) entre los dos compañeros en Ferrari.
Me apetece ahora hablar de otro piloto que se marcó una carrera de esas que gustan especialmente a los aficionados: con agresividad y adelantamientos decididos. Me estoy refiriendo a Lewis Hamilton. Ver al británico metido en las trincheras peleándose con otros monoplazas es algo que deberíamos saber valorar, porque pocos pilotos le ponen tanto ímpetu (a veces demasiado, por qué no decirlo).
Ahora bien, cuando uno roza tanto el límite en todos los sentidos, es lógico que a menudo se pase de la raya (como sucede con Hamilton), y es ahí donde la FIA tiene que tomar cartas en el asunto. El incidente con Vettel en el pit lane y el empujón a Webber en la resalida tras el Safety Car estuvieron muy mal, pero es que tenemos el agravante de la reincidencia (que le pregunten a Petrov), y la FIA sigue dándole cachetitos en el culete. Al propio Hamilton no le conviene la imagen que con toda la razón se está labrando de niñito de los ojos de la FIA, y el deporte necesita más mano dura.
Ya que me he acordado en el párrafo anterior de Vitaly Petrov, aprovecharé para hablar de él. Sinceramente, me sorprende carrera tras carrera. Entró como uno de los pilotos de pago que más dudas despertaba, pero tras cuatro carreras ha demostrado que se merece un sitio en la parrilla. La velocidad del ruso es admirable teniendo en cuenta que acaba de aterrizar, pero si encima se le suma la agresividad y narices que le pone en pista, especialmente cuando toca pegarse con otros pilotos, el resultado es una de las sorpresas más agradables de esta nueva temporada. Creo que promete mucho de cara al espectáculo.
Y de los recién llegados, daré un salto un tanto largo a los recién retornados: Michael Schumacher y Pedro De La Rosa. Supongo que ambos pilotos estarán decepcionando, a diferente escala, a muchos, pero voy a intentar defender a los dos, porque el mensaje que nos están lanzando es mucho más profundo que lo que se pretende leer.
Empezaré por mi querido Pedro De La Rosa. Nadie duda de sus conocimientos técnicos ni de su calidad al volante, pero el fantasma de su salida de Sauber ya planea en el ambiente. Me parece totalmente fuera de lugar dudar de Pedro cuando ni las averías ni un coche que fue la gran tomadura de pelo de la pretemporada le han permitido hacer mucho más de lo que ha hecho. Como el propio Pedro dice, no tengo la sensación de que no esté adaptado a su renovada vida de piloto titular. Si el coche acompaña, Pedro responderá, seguro.
La papeleta de defender a Michael Schumacher es un tanto más complicada. Es un heptacampeón del mundo, y seguro que nadie esperaba verlo en lo más alto del podium a las primeras de cambio, pero lo que tampoco nadie podía imaginarse era que Nico Rosberg lo estuviera machacando de la manera que lo está haciendo. Debe ser muy duro para Michael, pero la moraleja que debemos extraer de todo esto no es que Schumi sea un patata (¡por favor!), sino que la F1 es muy exigente y tiene un nivel de innovación tecnológica capaz de dejar oxidado a todo un pilotazo como Michael. Por cosas como esta hay que saber respetar a cada uno de los pilotos que tienen la capacidad de sentarse a los mandos de un F1 y rozar sus límites. Poco a poco, Michael seguro que irá mejorando, pero en China se vio claramente como el punto fuerte del alemán nunca ha sido el cuerpo a cuerpo, aunque sí lo era arrasar bajo la lluvia.
Apretaré el acelerador, que si no, me eternizo. Otra carrera increíble de Nico Rosberg, que vuelve a subirse al podium y ya está segundo en el campeonato. Cuidadín con Nico si llegan evoluciones para su Mercedes en Montmeló. Y por lo menos hay que mencionar al vencedor, Jenson Button. De nuevo ganó una carrera gracias a una difícil elección de estrategia (seguir en pista con los intermedios), pero una vez en cabeza, supo gestionar su liderato, con un ritmo incluso superior al de su compañero de equipo (que se dice pronto). Realmente, y sin querer cometer el tremendo error que muchos cometieron/imos el año pasado, no creo que Button esté en el grupo de favoritos al título una vez avance la temporada, pero visto lo visto este año y los inmediatamente anteriores, no me atrevo a descartarlo, porque es de esos pilotos que cuando todo está bien es capaz de cualquier cosa.
De los Red Bull no he dicho nada de nada, y creo que mejor no decirlo. Son superiores al resto, pero hoy no se les ha visto por delante. Volverán. Y seguimos esperando ver por fin una carrera con todos luchando delante, que ya se está haciendo de rogar. Aunque mientras el nivel de espectáculo sea el visto en China, que tarde lo que haga falta.