El Gran Premio de Singapur de 2023 ya está en la historia del automovilismo español. Carlos Sainz ganó su segunda carrera en la Fórmula 1 y, más importante todavía, dio un vuelco a todo lo que parecía establecido sobre quién es el líder del equipo Ferrari. Porque, una vez más, Sainz ha vuelto a subvertir expectativas.
Monza y Singapur, dos circuitos diametralmente diferentes, han servido para que Sainz haga las que probablemente han sido sus dos mejores carreras como piloto de Ferrari. Cuando el piloto madrileño decía que era capaz de alcanzar la velocidad de Charles Leclerc pocos le creían, pero una vez más su obstinación llevaba razón
Monza y Singapur han sido las dos mejores carreras de Sainz con Ferrari
Cuando Sainz llegó a la Fórmula 1, nadie esperaba más que un par de años en Toro Rosso. Nadie hubiese apostado porque ficharía por Renault, y lo hizo. Nadie predijo que después se iría a McLaren, y lo hizo. Nadie pensaba que iba a hacer un podio, y lo hizo. Nadie creyó que ficharía por Ferrari, y lo hizo. Y nadie opinó que iba a ganar una carrera. Pues ya van dos.
En su primera temporada con Ferrari el español ya sumó más puntos que Leclerc, pero parecía algo fortuito por los infortunios del monegasco. En 2022, cuando Ferrari tuvo un gran coche ganador, Leclerc barrió a un Sainz que insistía en que confiaba en darle la vuelta a la situación. Una vez más, nadie le creía. Parecía que, ahora sí, Sainz había llegado a su techo.
Y una vez más, Sainz ha subvertido expectativas. Ferrari vuelve a tener un coche ganador, al menos en Monza y Singapur, y Sainz ha demostrado que está listo para aprovechar la oportunidad. Ha completado sus dos mejores Grandes Premios, al menos desde que está en Ferrari, dejando atrás a Leclerc también en velocidad.
Sainz ha conseguido ser el líder de Ferrari, o al menos hacer méritos como para que se le considere como tal. Aventaja en 19 puntos a Leclerc, pero más importante que eso es que, ahora sí, al menos en las últimas carreras, parece más rápido que el monegasco. Y en la Fórmula 1 manda el crono por delante de cualquier política interna.
Con su política de hombre tranquilo, Sainz ha logrado darle la vuelta a una situación en la que Leclerc parecía el príncipe heredero ferrarista sin necesidad de armar un incendio interno. Los tifosi le adoran, y en el fuero interno de Maranello cada vez entienden más que, sin los momentos de brillantez de Leclerc, quizá en Sainz hay una cabeza mejor amueblada.
Nadie nunca hubiese apostado por que Carlos Sainz iba a ser campeón del mundo de la Fórmula 1. Ahora, que el que tenga valor se atreva a hacerlo.