En la jornada de ayer, el DTM vivió su octava cita de la temporada en la que una carambola podría certificar el título para Mike Rockenfeller. No pudo ser y en Audi tendrán que esperar. Augusto Farfus, el único piloto que ahora mismo puede arrebatar el título a Rocky, se hizo con la victoria, secundado por el propio Rockenfeller y por Jamie Green que de esta forma consigue su primer podio con Audi.
Con el brasileño en pos de la victoria, Audi se dedicó a trabajar en las opciones de su piloto marcando una estrategia en la que el alemán pudiera rodar sin tráfico y asegurar la segunda posición. A pesar del marcaje, Audi consiguió lo que podríamos definir como un imposible, que sus ocho pilotos se situaran entre los 10 primeros o lo que es lo mismo, que todos ellos puntuaran.
Eso hizo que salvo el ganador, Farfus, y el Mercedes de Gary Paffett pudieran sacar algo de provecho a la carrera de ayer. Algo que además permite que tanto en la clasificación de equipos, como de marcas, Phoenix Racing y Audi se acerquen a los líderes. Tras un 2012 bastante pobre, todo parece indicar que la marca de Ingolstadt va a recuperar el número 1 que Tomczyk se llevó a BMW el pasado año.