Una vez pasado el ecuador del campeonato en el rápido circuito de Nürburgring la Fórmula 1 recala en el circuito probablemente más lento de todo el mundial con el permiso de Mónaco. La Fórmula 1 llega al histórico circuito de Hungaroring en el que se celebrará el GP de Hungría. 4,381 km de pista revirada, con algunos cambios de nivel notables y alguna que otra curva ciega como la 4 a izquierdas y en subida.
Durante las 70 vueltas que deberán dar los Fórmula 1 a Hungaroring la principal dificultad será la trazada. El carril de la trazada buena, sobre la cual los pilotos y equipos no pueden improvisar con alguna alternativa está muy marcado, y salirse de él es arriesgarse a perder agarre de forma notable. Eso y que Hungaroring consiste en enlazar a la perfección las curvas de baja y media velocidad que lo componen conforman una de las citas del calendario que más exige tanto a equipos en la puesta a punto, como a los pilotos.
Las prestaciones puras de los monoplazas se enfocarán a un alto rendimiento en las numerosas curvas lentas, por lo que los coches llevarán mucha carga aerodinámica y el agarre mecánico es aquí más importante que el aerodinámico. Disponer de un coche que sea capaz de girar en el canto de una moneda de euro, siendo equilibrado en frenada, aceleración, buena tracción y con un motor elástico que responda bien desde bajos regímenes de giro es el sueño de todo equipo y piloto en Hungaroring. Coche que no cumpla uno de estos aspectos sufrirá de una forma u otra.
Los neumáticos sufren especialmente por el flanco izquierdo. Hay paridad en las curvas, 8 curvas a derechas y 6 a izquierdas y el flanco izquiedo ha de soportar la primera curva con su fuerte frenada, algunas de las curvas más rápidas del circuito con buen apoyo como la curva tres en bajada, la quinta que es casi una parabólica, la sexta de entrada a la chicane con su correspondiente frenada, la nueve, once, doce y la crítica y última curva de entrada a meta.
Los neumáticos estriados eran en circuitos como Hungaroring más un dolor de cabeza que una dificultad cotidiana, por lo que espero que este sea uno de los circuitos que más agradezcan la vuelta de los slicks. No se caracteriza el asfalto del circuito húngaro por el buen grip de la pista ni tampoco por las temperaturas, que en esta época del año suelen ser altas.
La estrategia suele ser a dos paradas. En alguna excepción puede ser factible una única parada, aunque me da que no será el caso este año. Por el contrario tres suele ser sinónimo de suicidio clasificatorio, a no ser que se consiga sacar una diferencia y ventaja bestiales cosa casi imposible en este circuto tan retorcido y corto.
El adelantamiento es tratado en este circuito como un imposible por lo que la clasificación, salida y ritmo inicial desde la primera curva son esenciales para poder aspirar a un buen resultado. Por eso mismo llegamos a otro circuito en el que la primera curva es escenario de los primeros encontronazos de la carrera, muy similar a la primera curva de Nürburgring o de Shakir.
¿Rizamos el rizo? Que llueva y de forma intermitente (risa maligna). Y veremos carreras animadas y alocadas como la de hace tres años. Aquella en la que vimos a un Pedro De La Rosa buscando como pasar a un Michael Schumacher con las gomas de lluvia en las lonas por haber dejado de llover y que se defendía como gato panza arriba. O la de hace dos años con aquel bonito pulso que vimos entre Fernando Alonso y Felipe Massa.
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