Adrian Newey es uno de los grandes ingenieros de la actualidad. El dominio del Red Bull RB6 en el comienzo de esta temporada ha hecho que el nombre del británico esté en boca de todos. Ya sea a comienzos de los noventa con Williams F1, en su etapa posterior con McLaren o ahora con Red Bull, de las manos del británico han salido algunos de los monoplazas de Fórmula 1 más geniales de la historia.
Dicen de él que es el mejor pagado de la escudería anglo-austriaca, que únicamente trabaja cuatro días a la semana y que no suele conducir. Prefiere utilizar un chofer que le permita seguir trabajando durante los trayectos. Quizás es por ello que Adrian Newey tiene una faceta menos conocida como piloto de carreras.
Cuando comencé a investigar el dato que más me llamó la atención fue el siguiente. Dicen que la mejor manera de explicar una sensación, es sentirla uno mismo. Así que manos a la obra. Durante la temporada de 1993, Adrian Newey diseñó el Williams FW15, pero además fue uno de los encargados de actuar como test-driver. Aquel coche le permitió a Alain Prost lograr su cuarto título de Campeón del Mundo.
En aquella temporada nombres como Jean Ragnotti o David Coulthard fueron alguno de los nueve pilotos que desarrollaron el papel de piloto de pruebas en la escudería inglesa, pero tan sólo uno, Adrian Newey, había sido el diseñador de ese mismo monoplaza. Que manera mejor de transmitir las cosas a los ingenieros que siendo los piloto e ingeniero la misma persona.
Pero el papel de Adrian Newey como piloto no se ciñe a esa temporada. Durante 2009, el británico disputó el Campeonato Británico de GT, Britcar, a bordo de un Lotus Exige debidamente decorado con los colores de Red Bull. Newey junto a sus compañeros siempre finalizaron en el podio en su clase.
Un año antes, la parada fue en las 24 horas de Dubai. Una carrera que generalmente marca el comienzo de la temporada de circuitos. El británico disputó la prueba al volante de un Ferrari F430 GTC. Aunque fue un año antes cuando marcó uno de los hitos en su otra “carrera” profesional.
Adrian Newey disputó las 24 horas de Le Mans de 2007 al bordo de un Ferrari F430 GT2 de AF Corse. Newey llegó al final de la carrera finalizando en vigesimosegunda posición en la general y cuarto en la categoría. Ese mismo año, se pondría tras el volante en Monza durante unos test oficiales del FIA GT a bordo de un Maseratti MC12 del JMB Racing. El mejor GT1 de la categoría.
Newey también es un habitual del Festival de la Velocidad de GoodWood. En 2009, con motivo del homenaje que realizaron a Frank Williams, Newey se puso al volante del Williams FW16 que el mismo diseñó para la temporada de 1994. También fue en GoodWood en donde vivió una de sus peores situaciones como piloto. En 2006, acabó estrellándose contra un muro después de realizar un trompo cuando se encontraba adelantando a pilotos más lentos. El Jaguar E-Type no quedó en muy buen estado mientras que Newey tuvo que ser trasladado al hospital en estado de confusión.
Un año antes, en 2006, también tuvo un accidente al volante de un Ford GT40 durante una de las carreras de las Le Mans Legend. Un campeonato donde ha participado habitualmente. En esa ocasión, el coche también quedó en mal estado, pero Newey salió ileso, con tan sólo un corte en uno de sus dedos.