Hacía mucho que no contábamos alguna historia sobre las 24 horas de Le Mans. En esta ocasión vamos a viajar hasta la edición de 1972. En aquel año, dos grandes del automovilismos, sólo de pensarlo se me eriza la piel, Henri Pescarolo y Graham Hill vencieron en el trazado de La Sarthe al volante de un Matra-Simca MS670. Sé que lo digo muy a menudo, pero una preciosidad de coche.
Pero vayamos a la historia propiamente dicha. El protagonista es el piloto británico Vic Elford. Elford, al volante de un Alfa Romeo Tipo 33TT3, no dudó un momento en parar al ver como el Ferrari Daytona 365 GTB/4 de Florian Vetsch ardía en llamas. El piloto se paró a un lado de la carretera, bajó del coche y se dirigió para intentar salvar al piloto del Ferrari, pero cuando abrió la puerta se dio cuenta de que el piloto no estaba allí.
Elford pudo ver como en ese mismo accidente estuvo involucrado su amigo Joakim Bonnier. El Lola T280 del piloto sueco chocó contra el Ferrari de Vetsch, pero con la mala suerte de que saldría volando aterrizando finalmente en el bosque que rodea el circuito. Bonnier fallecería en ese accidente. Tras tener que retirarse por problemas mecánicos del Alfa Romeo cuando estaba en manos de su compañero, Helmut Marko. Elford reconocería que fue la primera vez que se alegraba de que tuviera que abandonar una carrera.
Vic Elford no salvó a nadie, pero su acto no pasó desapercibido. El primer ministro francés, Georges Pompidou le concedió la Orden del Mérito francés. A Elford, entre otras cosas, también se le conoce porque Steve McQueen requirió de sus servicios para rodar la película Le Mans. El británico se encargó de pilotar el Porsche 917K en las primeros planos que requerían pilotaje a alta velocidad.
Gracias de nuevo a Javier Martínez por aportarnos la pista.