Tras la buena acogida que tuvo la anécdota de las 24 horas de Le Mans de 1953, hoy vamos con otra, aunque quizás esta sea más conocida. En esta ocasión vamos a tener que viajar un poco menos en el tiempo, hasta el 15 de junio de 1969 y de nuevo nos vamos a las 24 horas de Le Mans.
Por aquel entonces, la salida de la más mítica de las carreras de resistencia se daba a la vieja usanza. Coches a un lado, pilotos a otro. A las 3 en punto de la tarde, los pilotos corrían hacia sus vehículos, los ponían en marcha y salían pitando. Era una vez en marcha cuando aprovechaban para abrocharse los cinturones de seguridad en la larga recta de Les Hunaudières.
En aquel año, un jóven llamado Jackie Ickx, disputaba la prueba por primera vez al volante de uno de aquellos maravillosos Ford GT 40 decorado con los colores de Gulf. El jóven belga, en vez da salir corriendo a toda prisa, se tomó con calma el proceso y tras abrocharse correctamente el cinturón de seguridad arrancó. En esos momentos ya había perdido toda la ventaja que le reportaba su posición (13º en parrilla). Era el último clasificado.
A pesar de la desventaja Jackie Ickx finalmente ganaría la carrera con una escueta ventaja de 120 metros sobre uno de los Porsche 908 oficiales pilotado por Hans Herrmann y Gérard Larrousse. Por desgracia, en aquella edición, durante la primera vuelta uno de los Porsche 917, con John Woolfe al volante, se salía de la carretera en la curva Maison Blanche, falleciendo en el accidente.
No termina ahí la anécdota, ya que quien a la postre se convertiría en Monsieur Le Mans (hasta los ocho títulos de Tom Kristensen), Jackie Ickx, sufría un accidente de tráfico camino de Paris tras finalizar la prueba. En aquella ocasión, el cinturón de seguridad le salvó la vida.
Gracias a Javier Martínez por la pista. Si tenéis más anécdotas y queréis que las compartamos desde aquí, ponéos en contacto con nosotros.
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