Mi primera vez. Las 24 horas de Le Mans eran una de esas citas obligadas que todo aficionado se marca en el calendario al menos una vez en la vida. En mi caso puedo reconocer que año tras año, el mes de junio tenía una cita, pero que hasta este año no había podido cumplir por una razón u otra. Tengo que decir que no pude disfrutar de las 24 horas al completo pero puedo decir sin miedo a equivocarme que las 24 horas de Le Mans son un evento en el que la carrera en si no es más que una parte del espectáculo.
Desde que te vas acercando por las carreteras de acceso te vas dando cuenta de que no es una carrera más, es la carrera con mayúsculas. La cunetas están llenas de aficionados que aprovechan el cesped para acampar. En la semana de las 24 horas de Le Mans las leyes se relajan y nadie pone impedimento. El ambiente continúa en los aledaños. Los parkings son galerías de grandes automóviles y paseando te puedes cruzar con un McLaren F1 GTR junto a un Ferrari F40...¿Realmente se puede pedir más?.
Pero no sólo los parkings exteriores están llenos de super-coches mezclados con modelos más modestos. Los parkings interiores, los destinados a la acampada, son galerías de exposición en las que te puedes encontrar modelos de todo tipo. Desde aquellos puramente británicos, algún yankee perdido y por supuesto malas bestias japonesas. Y en muchos casos decorados para la ocasión. Eso si que es afición.
Del parking al paddock. Restaurantes para comer pero principalmente tiendas para comprar. Desde las oficiales del circuito hasta otras más modestas llenas de libros sobre motor y competición o en la que te puedes comprar todo tipo de merchandising o ropa relacionada con el mundo del automovilismo y por supuesto de maquetas. De todo tipo y de todas las escalas. Una ruina para los aficionados. A esas tiendas se les unen las tiendas oficiales de Team Pescarolo, Nissan, Audi, Peugeot...Tienes dónde escoger y si no encuentras nada que te complazca es que tienes un “problema”. Por cierto, os recomiendo echar un vistazo a la foto del ticket que he puesto. ¿Veis algo curioso?.
Otra de las visitas obligadas es al Museo de las 24 horas de Le Mans, aunque este punto tendrá que esperar a una nueva entrada ya que tiene su propia galería. Una visita obligada.
Y no se nos olvida que vamos a Le Mans a ver una carrera, las 24 horas. 250.000 personas esperando que los 56 clasificados comiencen a competir en una de esas pruebas con un misticismo único. Decíamos que los ingleses eran mayoría, lógicamente junto con los franceses, pero tampoco podemos olvidar la presencia de cientos de daneses apoyando a Tom Kristensen. Este año, ni siquiera pudieron verle pilotar, al menos en carrera.
En resumen, si quieres ir a las 24 horas de Le Mans te hago una simple recomendación: la carrera es una parte y necesitas al menos tres o cuatro días para poderle sacar todo el partido y no perderte nada. Sin olvidar que aquí las distancias se multiplican y si quieres recorrerte el circuito de cabo a rabo, vas a tener que anda mucho.