Esta imagen, aunque parece muy anodina y sin mayor interés, marca un nuevo hito en la historia del _pony car_ en sus más de 50 años de existencia. Tiene el volante a la derecha, cosa que nunca había hecho Ford en producción en serie. Como coche americano que era, se ofrecía a la izquierda.
En mercados de volante a la derecha, como Reino Unido, Japón o Australia, los dueños se tenían que conformar con conducir al revés que los demás, o pagar una conversión. Pero como esta vez Ford quiere que el Mustang de sexta generación sea un coche global, pasa a ser obligatorio ofrecer versiones LHD y RHD de serie.
Dependiendo de cómo se haya diseñado el coche, es una cuestión trivial (diseño simétrico) o un quebradero de cabeza (diseño asimétrico). No solo cambia el volante de lado en algunos mercados como Japón, también las palancas de intermitencia/luces y limpia/lavaparabrisas, que van al revés, y otros tantos elementos del salpicadero.
De momento estamos hablando de un prototipo, no se ofrecerá en producción en serie hasta mediados del año que viene. Está por ver qué grado de acogida tiene. El mercado japonés o el australiano no son muy voluminosos para un coche así, pero Reino Unido es muy relevante dentro de Europa, sin duda una versión RHD animará las ventas un poco más.
Ford tiene pensado comercializar el Mustang en 25 mercados con el volante a la derecha. Las ventas del _pony car_ fuera de Estados Unidos van a crecer significativamente, porque ya no hablamos de coches importados individualmente, sino que Ford los trae ya así al concesionario, muy beneficioso para el cliente.
A fin de cuentas, el Mustang es un modelo más en unirse a la política empresarial _One Ford_, es decir, ofrecer el mismo coche en distintos mercados mundiales con los mínimos cambios posibles. Este pequeño gesto le acerca más a ser un coche realmente global.
Fotografía | Brian Snelson (II)