Os preguntaréis qué demonios hago yo hablando sobre un Ford Mustang compartiendo blog con el que posiblemente sea el mayor divulgador de la cultura de los coches americanos en España1, SandMan.
El motivo es que me ha pedido que sea yo el que comente, sin ahorrarme descalificativos, esta aberración creada por la mano del hombre cuya utilidad no debería ir más allá del transporte de estiércol en el interior de un recinto cerrado dónde nadie pueda verlo. No me culpéis por aplicar toda mi crueldad a la descripción de este coche, sólo soy un mandado.
Se trata de un Mustang del 99 cruzado con un Ford Ranger. Al igual que el monstruoso apareamiento de un cerdo y un elefante tiene la denominación de cerdifante, el creador de este engendro también ha osado bautizarlo, en este caso con el nombre de Muskrat. Conozcámoslo ahora en detalle:
Su parte trasera de pick-up lo hace ideal para llevar a los chicos a la granja del tío Joe, pudiendo disparar sin problemas durante el trayecto. También permite llevar un par de garrafas de gasolina de repuesto.
Su motor 5.8 V8 de 400 caballos, más ineficiente que hervir 100ml de leche para ver si está pasada o utilizar el aire acondicionado para tener un edificio más frío en verano que en invierno, sirve poco más que para tratar de evitar la cuneta al tomar una curva a más de 60mph (o km/h…), corrigiendo así en parte su suspensión de gelatina completamente inadecuada para un deportivo.
Sus asientos están formados por unas elegantes fundas de tela al más puro estilo Carrefour, sin embargo el emblema habitual “Tuning” se ha sustituido por el nombre del vehículo.
Se echa en falta algún equipamiento como pastillero incorporado en el salpicadero, que podría serle útil a su futuro dueño para tener a mano los antidepresivos necesarios para soportar las miradas de la gente.
El caballo que vemos en el volante no representa lo mismo que en otros Mustang, por el contrario trata de plasmar la cantidad de animales que saldrán corriendo al ver el vehículo, asustados por su aspecto.
Aclaración: nos os toméis mi maldad como un odio hacia los coches americanos, sólo es un ataque concreto para una ocasión especial. Aunque es cierto que me gustan más los europeos y japoneses, a nadie le amarga un dulce.
1: Aunque suene a autobombo (y admito que lo es), algo de razón tengo: es difícil encontrar alguna otra revista o página web que trate el tema y tenga un público tan amplio como el de Motorpasión: algo más de un millón de usuarios al mes.
Vía | Spanish Autoblog
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