Hoy día cualquiera puede ponerse al volante de un Ferrari en cualquier rincón del mundo, previo desembolso de una generosa cantidad de dinero, pero si hay un lugar donde es casi obligado llevar a cabo una de estas pruebas de "conduce un Ferrari" es en la ciudad natal de todos y cada uno de los Cavallino, Maranello. Ahora bien, parece que a partir de ahora será algo más complicado.
El propio alcalde de la ciudad italiana, Massimiliano Morini, ha afirmado a CNBC que el constante ruido que padece la ciudad debido a este tipo de pruebas es algo que molesta a los vecinos. "Obviamente son coches muy potentes y con gran número de cilindros, y circulan por las mismas calles que el resto del tráfico. Podéis entender que esto genera un gran problema de coexistencia con los que viven en las inmediaciones, que lógicamente tienen derecho a descansar".
Tanto Maranello como Fiorano restringirán este tipo de pruebas, que por ejemplo no podrán tener lugar a determinadas horas de la sobremesa (por aquello de la siesta, suponemos). Además, este tipo de empresas no podrán "cazar" clientes en las cercanías del Museo Ferrari, uno de los epicentros turísticos del lugar, que recibe a más de 300.000 visitantes cada año.
"Somos emprendedores y estamos en una ciudad turística, y no puedo promocionar mi empresa. Hemos perdido un 80% del negocio", afirma el dueño de una de estas compañías dedicada a ofrecer pruebas de modelos Ferrari, llamada Pit Lane Red Passion. "Es como pedir a un restaurante que cierre entre la 1 y las 2 del mediodía", añade el dueño de Push Start, otra de estas empresas.
Durante los primeros nueve meses de 2015 la policía de Maranello llevó a cabo unos 450 controles de tráfico a este tipo de supercoches y, según el ayuntamiento, se han puesto 305 multas al respecto en los últimos cinco años. En total hay 37 superdeportivos disponibles para alquiler en Maranello, una ciudad con poco más de 17.000 habitantes.
Vía | CNBC