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Por qué el tipo de neumático puede ayudar a reducir las emisiones

Los vehículos son por desgracia una importante fuente de contaminación, especialmente por su sistema de propulsión, aunque por suerte cada vez tenemos coches más limpios gracias a las tecnologías eléctricas y de hidrógeno. Aunque no se hable tanto de ellos, existen otros elementos del vehículo que también son contaminantes "por sí mismos", por cómo están fabricados o por los residuos que generan. Uno de los elementos en los que tenemos que poner el foco es en los neumáticos, y en donde más podemos trabajar para reducir su impacto.

La contaminación asociada al neumático

Cuando calculamos el impacto ambiental de un determinado artículo, debemos empezar a contar desde el inicio de su fabricación. En el caso del neumático, el impacto de la industria que los fabrica se suman al de los distintos compuestos utilizados: cauchos sintéticos, negro de humo (carbón), agentes químicos y aceites, entre otros. Por suerte, muchos fabricantes están apostando cada vez más por compuestos naturales o ecológicos con procesos de producción más responsables.

El uso de estos compuestos está estrechamente relacionado con otro aspecto fundamental en el impacto ambiental: el de los residuos generados y su reciclaje. Es un problema acrecentado además por la relativamente corta vida útil de los neumáticos (en torno a los 45.000 kilómetros de circulación según los expertos), que conlleva que los residuos se multipliquen. Aquí juegan un papel muy importante no solamente el uso de compuestos que permitan reciclarlos con más facilidad, sino también la búsqueda de aplicaciones alternativas de los neumáticos usados, que permitan incorporarlos en flujos de economía circular.

Debemos tener en cuenta un último aspecto contaminante del neumático, y es el asociado a su uso diario. Los neumáticos como tal no emiten partículas contaminantes durante su uso, pero sí pueden llegar a tener una gran influencia en la eficiencia y el consumo general del vehículo.

¿Qué es la resistencia a la rodadura?

Ya hemos hablado en Espacio Toyota sobre la histéresis, el consumo de energía en forma de calor de los neumáticos. Las "gomas" se aplastan contra el asfalto bajo el peso del vehículo, deformándose una y otra vez con cada giro, y cogiendo la temperatura óptima que le garantiza el agarre y la resistencia necesarios. Este fenómeno es el responsable de entre el 70% y el 90% de la resistencia de rodadura, que es equivalente a la fuerza que requiere el vehículo para ponerse en marcha (rodadura estática) o para mantener la velocidad de circulación (rodadura dinámica).

Esa fuerza necesaria para movernos conlleva un consumo de combustible; en concreto, se estima que casi el 20% del consumo de un vehículo es debido a la resistencia a la rodadura. No es complicado deducir pues que a mayor resistencia de rodadura del neumático, mayor consumo de combustible, y por tanto más emisiones contaminantes a la atmósfera. Por eso los neumáticos con etiquetado E y F (los que muestran más resistencia a la rodadura, y por tanto menos eficientes se muestran) tienen prohibida su venta desde noviembre de 2018 (ya habían sido prohibidos los de categoría G).

La solución: los neumáticos de baja resistencia

Como comentábamos más arriba, la forma de conocer la resistencia de un neumático, y por tanto su eficiencia energética, es a través de su etiquetado. Esta etiqueta informativa (obligatoria en la Unión Europea desde 2012) es muy similar a la que podemos encontrar en otros productos como televisores o electrodomésticos, y muestra características del neumático como su agarre sobre mojado o su nivel de ruido ambiental. Pero sin duda el dato más importante es la eficiencia de combustible, que categoriza los neumáticos entre A (más eficiente) y G (menos), están ya las tres últimas categorías prohibidas para su venta.

Los neumáticos de baja resistencia son los de etiquetado tipo A. Estos neumáticos pueden suponernos un ahorro de consumo de entre 0,2 y 0,25 litros a los 100 km, lo que durante toda la vida útil de los neumáticos (unos 45.000 kilómetros) pueden suponer más de 100 euros, el equivalente al precio de un neumático nuevo. Pero más importante es la disminución en emisiones contaminantes; la Unión Europea calcula que gracias a este etiquetado se pueden llegar a reducir en hasta 20 millones de toneladas de CO2 al año.

Prácticamente todos los fabricantes de neumáticos cuentan con neumáticos de baja resistencia a la rodadura: Bridgestone, Continental, Dunlop, Goodyear, Michelin, Pirelli… por lo que ya no tenemos excusa para ser ambientalmente responsables y, de paso, ahorrarnos unos cuantos euros en combustible.

Imágenes | Comisión Fabricantes Neumáticos

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