Carismáticos, poderosos y extremadamente rápidos además de difíciles de llevar al límite. Los grandes superdeportivos están viviendo una fase de lenta decadencia en favor de unas tendencias menos viscerales y en muchos casos más comedidas e incluso sostenibles.
Quedan pocos representantes de aquellos radicales coches de halo, cada vez son menos, pero aún hay reliquias que se resisten a morir incluso pasado el fin de su vida comercial. Es el caso del Dodge Viper y del Lexus LFA, dos coches extremos y sin concesiones de los que aunque parezca mentira se han vendido unas pocas unidades en 2019.
Dodge Viper: los últimos coletazos de la víbora
Hace cerca de dos años que el último Dodge Viper salió de las instalaciones de ensamblaje del grupo Fiat Chrysler Automobiles en Conner Avenue, pero aún quedan unidades sueltas en territorio americano en manos de distribuidores que no han conseguido venderlos. Poco a poco estos unicornios van adjudicándose y, según las cifras ofrecidas por FCA, han sido cinco los Dodge Viper que han encontrado un hogar en 2019.
Que hay unos cuantos Viper en manos de concesionarios ya sea para exposición o porque simplemente no han sido vendidos está claro, lo que no se conoce a ciencia cierta es cuántos de estos coches deportivos aún están pendientes de colocarse. Eso sí, la cifra de ventas cada vez va siendo más irrisoria. En 2016 se vendieron 630, 585 en 2017 y en 2018 tan solo 19 fueron adjudicados.
El carismático deportivo americano de motor delantero con su gigantesco bloque V10 de 8.4 litros en configuración central-delantero y una cifra de potencia que alcanzó los 650 CV con la versión ACR ha sido un coche prácticamente único que inició su vida allá por 1992. La despedida llegó oficialmente en 2016 como consecuencia de su escaso éxito comercial y la imposibilidad de adaptarlo a las normativas de seguridad.
El último de esta saga fue pintado en color rojo y destinado inicialmente a exponerse en las instalaciones de FCA, pero finalmente se decidió que fuera subastado de manera conjunta junto al primer Dodge Challenger SRT Demon. La puja final que se llevó ambos coches ascendió a la nada despreciable cifra de 1 millón de dólares.
Lexus LFA, un coche deportivo aún más exótico
Si el Viper nos parece un coche de esos que se ven una vez cada mucho tiempo, aún más extraño es ver en persona un Lexus LFA. Se trata de un coche exótico a más no poder del que tan solo se fabricaron 500 unidades destinadas a todo el mundo.
Y sí, hace siete años que la división de lujo y deportividad de Toyota dio carpetazo al LFA, pero es un coche que sigue levantando pasiones. Lo curioso de este caso es que de las 500 unidades del LFA, sólo se destinaron 178 al mercado americano, y en 2019 todavía se vendieron tres de estos magníficos ejemplares.
La explicación a este caso de compras en diferido es relativamente sencilla. Con un precio al alcance de pocos que superaba los 400.000 euros en nuestro mercado en 2010, la clave vuelve a situarse en los distribuidores americanos. Debido a la alta demanda inicial para un coche con muy poca oferta, algunos distribuidores añadieron recargos excesivos para o hacer un negocio extra o retenerlos más tiempo en sus instalaciones como reclamo.
Algunas de estas unidades acabaron por no adjudicarse en su día y poco a poco han ido encontrando sus dueños a base de negociar cuando los distribuidores han ido perdiendo interés. Lo que no se ha hecho público es el precio al que se han ido vendiendo.
Lo cierto es que el Lexus y el Dodge comparten algunos paralelismos. Los dos equipan un motor V10 situado por delante del habitáculo y tracción trasera, pero su planteamiento es muy diferente. Mientras que el 8.4 del americano busca la fuerza bruta, el soberbio 4.8 del japonés brilla con una línea roja a 9.000 rpm.
En su caso Lexus recurrió para crear al Lexus LFA a la tecnología recopilada por el grupo Toyota en la Fórmula 1, consiguiendo un portentoso propulsor con un aullido único puesto a punto por Yamaha que desarrollaba 560 CV de potencia máxima y 480 Nm de par motor. A través de una caja de cambios manual la fuerza se dirigía únicamente a las ruedas traseras.
Entre la gran cantidad de tecnología disponible en el supercoche destacaba la carrocería de fibra de carbono. Un coche desorbitado cuya producción se cerró en diciembre de 2017 y del que en agosto de 2017 aún quedaban por vender 12 unidades en Estados Unidos. Ahora quedarían como mucho 9.
Sea como fuere, estos admirables deportivos únicos y con una personalidad desbordante cada vez van a ser más difíciles de ver y, por desgracia, no van a contar con herederos directos. Clásicos modernos.
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