Desde el principio de los tiempos en el mundo de la automoción, las marcas han hecho todo lo posible por asociar sus modelos a segmentos concretos. Así, estableciendo un paralelismo entre un modelo con una parte concreta del mercado y siguiendo una buena estrategia comercial, podían conseguir incrementar su repercusión entre los clientes.
Ejemplos como el Patrol para referirse a los 4x4 o el Golf para los compactos son dos ejemplos, pero también está el caso meridianamente opuesto. Hay coches que comenzaron su vida como una cosa y han acabado siendo otra por los motivos que sean, o al menos durante una parte de su existencia, aunque avisamos que son casos más difíciles de encontrar de lo que parece.
Mercedes-Benz Clase A
Uno de los casos más sonados y al mismo tiempo más recientes de transformación del concepto original la encontramos en el Mercedes-Benz Clase A. El pequeño de la familia alemana de la estrella debutó en 1997 como un monovolumen compacto del segmento B, un coche de dimensiones contenidas pero que ofrecía una más que aceptable amplitud interior.
Pues bien, a los de Mercedes-Benz les debió parecer que el concepto no tenía demasiado futuro contra la horda de B-SUV imperantes en la actualidad, pero en lugar de enterrar el nombre del modelo decidieron reconvertirlo en la tercera generación del Clase A presentada en 2012.
Desde entonces con la llegada del W167 y hasta nuestros días, el Mercedes-Benz Clase A es un compacto al estilo tradicional, con versión berlina incluida de cuatro puertas en forma de Clase CLA. Por cierto, un modelo que acaba de renovarse por completo como ya te hemos contado.
Subaru Impreza
Desde 1992 el Subaru Impreza lleva levantando pasiones por todo el globo. Un sedán de corte deportivo con genes de competición, motores potentes, tracción integral y decoraciones más que llamativas en sus modelos WRX y STi nos han hecho babear a todos.
Aunque es un coche del que se han fabricado múltiples variantes, el Impreza siempre fue un sedán, o al menos lo fue hasta la llegada de la tercera generación de 2007 donde se invirtieron los papeles. Subaru cambió su planteamiento y apostó por la carrocería hatchback, derivando residualmente un cinco puertas que nos dejó a todos un poco desencajados.
Mitsubishi Eclipse / Eclipse Cross
Con Mitsubishi tenemos uno de esos casos especialmente dolorosos. El Mitsubishi Eclipse fue desde su creación un deportivo puro, sin concesiones a la duda. Sus dos puertas, su estética radical y su planteamiento dinámico no permitían concebir otra cosa al pensar en su nombre nacido en 1989 que en emociones.
Pasaron los años hasta 2012 y cuatro generaciones, y en todas el Mitsubishi eclipse seguía siendo un deportivo. Poco agraciado hacia el final de su vida, sí, pero deportivo al fin y al cabo.
Y así todo bien, manteniendo viva la llama durante estos años entre los petrolhead pensando que Mitsubishi podría crear un nuevo Eclipse para retomar la senda de los deportivos, pero no. La marca japonesa tomó un nombre mítico, le añadió un Cross al final y se sacó de la manga un SUV. Final de la historia.
Seat Toledo
Puede que pasase desapercibido en su día, pero el SEAT Toledo pegó un cambio brutal cuando era uno de los coches que movían a España. La berlina española por antonomasia nació en 1991 y se mantuvo firme hasta 2005 como una de las berlinas más exitosas de nuestro mercado.
El coche del equipo olímpico español para las Olimpiadas de Barcelona '92 con versión 100% eléctrica incluida fue infiel a su concepto y al llegar la tercera generación en 2004 SEAT pegó un golpe de timón y se metió de lleno en un subsegmento a medio camino entre berlina y monovolumen, añadiendo culo al SEAT Altea de la época.
Después de cinco años y sin suponer un gran éxito precisamente, el Toledo feneció en 2009 para resucitar posteriormente en 2012 en forma del nuevo SEAT Toledo, una berlina pequeña con un concepto fiel al original que utiliza la plataforma del Volkswagen Golf.
Renault Espace
Ahora vamos con un caso un tanto particular. Desde fuera, a ojos no demasiado experimentados, puede parecer que el Renault Espace sigue siendo el monovolumen polivalente, práctico y repleto de espacio interior que era en un principio, pero no es del todo así.
El Renault Espace de 1984 fue una revolución. El primero de su estirpe rompió los esquemas de la automoción establecidos hasta entonces con una carrocería sumamente espaciosa que encerraba un interior modular adelantado a su tiempo.
Ahora el Espace sigue siendo un gran monovolumen de los que ya quedan pocos y nos ha gustado mucho en su última evolución, pero por el camino ha perdido las características modulares que le hicieron famoso.
Dodge Charger
Uno de los principales protagonistas en la escena muscle car americana de los '70 fue el Dodge Charger. Los primeros Charger llegaron como tal (antes se utilizaron como paquetes de altas prestaciones para otros modelos) en 1966, y llegó para quedarse con una presencia imponente en forma de coupé poderoso de tracción trasera.
Con la declive de los muscle car el Charger terminó por caer en el olvido desìçes de 1987 tras convertirse en una especie de deportivo ochentero a lo Ford Mustang Foxbody. Pasaron los años y Dodge decidió recuperar este mítico nombre, pero cuando apareció en 2006 el Charger se había convertido en una berlina de cuatro puertas que aún llega a nuestros días.
MINI Countryman
Todas las reinterpretaciones podrían tildarse como perversiones del modelo original, pero cuando el Austin MINI Countryman original salió al mercado en Inglaterra allá por los años '60 se trataba de un coche derivado del compacto por antonomasia, pero pensado para realizar el transporte de señores que salían a cazar o pasar el día al campo.
Cuando BMW reflotó la marca británica en 2010, el MINI Countryman pasó a ser algo muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados en origen para metamorfosearse en una suerte de SUV moderno con guiños (ya pocos) al pasado, incluso dotado de versión híbrida que ya ha pasado por nuestras manos.
Škoda Octavia Super (1960)
Seguro que si hay un coche que asocias con la carrocería berlina es el Škoda Octavia, pero no, no siempre fue esa berlina del segmento D bien de equipamiento y con un precio razonable del Grupo Volkswagen porque en el principio de sus días fue casi un coche de gánster.
Después de la Segunda Guerra Mundial la marca checa se granjeó una buena fama como fabricante de coches dentro de la economía comunista, y uno de sus coches más aclamados de los años 60 fue el Škoda Octavia Super, un voluptuoso coche con carrocería de coupé y bastante elegante para la complicada época de aquel entonces.
Lincoln Continental
Y ahora que decimos eso de coches de gánster no nos podemos ir sin hablar del Lincoln Continental. Un coche sencillamente enorme que remonta los orígenes hasta 1939 con un prototipo de Edsel Ford. No, no el Edsel diseñado a partir de un galgo con ruedas.
Nació como un coche lujoso dispuesto a ser más que cualquier otro vehículo de la época, envuelto en una carrocería con influencias streamliner y versiones descapotables, pero siempre coupé. Esta configuración con sólo dos puertas pese a su gran tamaño se prolongó durante los años, incluyendo algunas variantes con cuatro puertas por primera ver en la tercera generación de 1958.
Así se mantuvo hasta que por primera ver en 1982 con la séptima generación el Lincoln Continental se convirtió en un modelo sólo disponible con cuatro puertas, un tipo de carrocería que es la que hoy llega hasta nuestros días, siendo una de lar berlinas más lujosas, espaciosas y caras del mercado norteamericano.