Fumar, ese vicio tan caro y perjudicial para la salud, también puede perjudicar al propietario del coche a la hora de querer venderlo, ya sea por tener que hacer una limpieza exhaustiva o por tener que venderlo más barato, su bolsillo va a verse afectado. Y es que, los coches de los fumadores son más difíciles de vender.
Lógicamente, no todos los conductores que son fumadores cuidan igual a sus coches, pero si se fuma dentro de un coche es muy complicado que no queden señales de este hábito, y si han quedado, son complicadas de eliminar.
Desde hace unos años las autoridades se están planteando el prohibir fumar al volante. En primer lugar, desde tráfico por las distracciones que este acto supone y que, al fin y al cabo, se está conduciendo solo con una mano. Y por otro lado, desde el Ministerio de Sanidad, que en su lucha contra el tabaco se plantea prohibir fumar al volante, ya no solo por la salud del conductor, sino por la de sus acompañantes. De hecho, países como Reino Unido, Francia, Irlanda, Australia, Sudáfrica, Chipre y varias regiones canadienses y estados norteamericanos no se permite fumar al volante.
Los indicios de que se ha fumado en ese coche
Como hemos dicho antes, un conductor que fuma en su coche acaba dejando pruebas que son muy complicadas de borrar, ¿en dónde nos debemos fijar para saber si un conductor ha fumado en su coche?
Las marcas de coche están eliminando el cenicero de serie (y mucho más el ya anticuado mechero del coche) de sus modelos, en su lugar, las marcas ofrecen packs de fumador como equipamiento adicional de sus coches. Estos ceniceros se cierran y son estancos para que el olor no se propague "mucho" por el coche, además son fácilmente extraíbles para vaciar su contenido.
Aún así, es fácil que alguna colilla se haya caído en el perímetro de estos ceniceros, colillas que tienen una capacidad especial para adherirse a las superficies y si aún estaban calientes, incluso provocar quemaduras en la tapicería del coche o materiales del salpicadero. Si el cenicero no es extraíble, nos vamos a encontrar con un recipiente lleno de ceniza impregnada que va a ser muy complicado de limpiar.
Pero el principal problema del fumar, y también en los coches, es el humo. Es sencillo adivinar que el conductor de un coche fuma solo subiéndose en él porque el olor echa para atrás. El olor tan característico del humo del tabaco se adhiere a cualquier superficie (telas de la tapicería, plásticos e incluso el techo) y es muy complicado eliminarlo. Hay que hacer una limpieza muy en profundidad, y aún así, es complicado que ese olor desaparezca al 100%, sobre todo para los olfatos poco tolerantes con el tabaco.
Pero aquí no acaba el problema del humo, es tal la capacidad de adherirse a superficies que incluso acaba afectando al sistema de ventilación del coche. Lógicamente, esta limpieza interna de todo el sistema de ventilación es aún más cara que la limpieza del habitáculo, y tampoco garantiza que se vaya a eliminar el olor totalmente.
Es por ello que estos coches son más complicados de vender, primero porque es más caro limpiar esos restos del tabaco y segundo porque es complicado eliminar estos olores al 100%. El olor a tabaco no es agradable y si no se ha eliminado bien, ese coche va a ser complicado de vender, sobre todo ante olfatos muy exquisitos. Por ello, estos coches suelen ser más baratos para tratar de contrarrestar este "defecto".
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