Tecnología del transporte: el penúltimo eslabón en la cadena de transporte, el “toro”

Tecnología del transporte: el penúltimo eslabón en la cadena de transporte, el “toro”
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Empecemos definiendo lo que es un “toro”, no vaya a ser que alguien se imagine que se utilizan a estos animales en el sector del transporte. Un “toro”, o carretilla elevadora, es un vehículo contrapesado en su parte trasera que, mediante dos horquillas, puede transportar y apilar cargas, montadas generalmente sobre tarimas o palés.

Las carretillas elevadoras generalmente reciben nombres coloquiales en la mayor parte de los países del mundo. En España el nombre más común es toro, aunque también se le denomina fenwick en alusión a una de las marcas más conocidas, al igual que en Argentina se le llama clark, o yale en Chile. Sin embargo en Perú se le denomina pato en alusión al animal. Los ingleses, más simples, no se complican y le llaman forklift.

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Como ya he comentado, habitualmente tienen dos barras paralelas planas en la parte frontal, llamadas horquillas, montadas sobre un soporte unido a un mástil de elevación para la manipulación de las tarimas o palés, aunque existen otros modelos que, en lugar de horquillas, disponen de dispositivos especiales para manipulación de otro tipo de mercancías.

Su uso es habitual en almacenes e industrias para transporte interno, acomodación de mercancías en estanterías y carga-descarga de camiones. Según su diseño son capaces de soportar distintas cargas, su uso siempre requiere una cierta capacitación y en muchos países, incluido España, se exige una licencia para poder conducirlos.

La dirección de las carretillas elevadoras suele estar en las ruedas traseras, lo que facilita la maniobra de conducción, al permitir radios de giro muy pequeños y favorecer la estabilidad del conjunto. Todo lo que comemos o vestimos y todo lo que está en nuestra casa, incluyendo los materiales para construirla, han sido en algún momento manipulados por una carretilla elevadora. ¡Un hecho interesante a considerar la próxima vez que vea una!.

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Las carretillas elevadoras pueden ser movidas por distintos tipos de motores: motores diesel, motores de combustión interna accionados por gas natural comprimido o por gas licuado del petróleo, y también por motores eléctricos. Recientemente se están haciendo pruebas con motores de hidrógeno.

Los costes de mantenimiento, por norma general, son mucho más económicos en una carretilla eléctrica, pues existen menos elementos de desgaste, como filtros, aceites y correas. Además la vida útil de las baterías suele ser por lo general de más de 1.500 ciclos de trabajo y debido a que no emiten gases durante su funcionamiento se utilizan principalmente en interiores, sobre todo en instalaciones donde se procesan alimentos y en los sectores sanitarios.

Historia de la carretilla elevadora

Pero vamos a conocer algo sobre la historia de estas máquinas. En 1851 Waterman ideó el primer montacargas de la historia, se trataba de una plataforma unida a un cable, y ello fue suficiente para inspirar a Otis para inventar el ascensor, un elevador con un sistema dentado que permitía amortiguar la caída en caso de rotura del cable.

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Carretilla elevadora en fábrica de papel en 1915

Estos sistemas rudimentarios dieron paso a finales del siglo XIX a plataformas móviles de madera en la que se instalaban polipastos a modo de montacargas. No sería hasta 1913 cuando empezaron a surgir los primeros carros capaces de moverse gracias a motores eléctricos alimentados por baterías, y de ahí a que se instalara encima del carro un artilugio capaz de elevar la carga algunos centímetros del suelo todavía tuvieron que pasar dos años más.

Fue pues en 1915 cuando surgieron las primeras carretillas capaces de desplazar la carga tanto en horizontal como en vertical. En la época de la Primera Guerra Mundial se diseñó una plataforma que podía subir y bajar las mercancías gracias a un mecanismo de elevación de potencia, pero, sin embargo, fue a Clark en 1917 al que se le ocurrió la idea de que el operario trabajara sentado en la propia carretilla elevadora.

A partir de 1920 se introdujo la energía hidráulica para elevar las cargas y en 1923 Yale produjo la primera carretilla elevadora provista de horquillas y un mástil elevador, por lo que podemos considerar que 1923 es el año del nacimiento de la carretilla elevadora tal y como la conocemos hoy en día. Además en aquella época este tipo de máquinas se movían gracias a la electricidad de sus baterías.

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Carretilla elevadora de 1927

A pesar de todo, no fue hasta 1950 cuando se produjo un gran avance gracias a la normalización del palé y a la escasez de trabajadores debido a las consecuencias de la II Guerra Mundial. Luego en la década de los 50 y ante la necesidad de mover cargas cada vez más grandes y pesadas se necesitaron carretillas más potentes y fue entonces cuando se incorporaron “nuevas tecnologías”, como los motores diesel.

A comienzos de 1960 empezó a preocupar la seguridad de los trabajadores y se empezaron a introducir las jaulas o estructuras de protección, pues hasta entonces las carretillas eran abiertas. Posteriormente en la década de 1980 empezaron las preocupaciones medioambientales y se empezaron a incorporar nuevos motores, como los de gas propano y gas natural comprimido entre otros.

A partir de esta fecha la evolución de las carretillas elevadoras ha ido paralela a la evolución del automóvil. Se han evolucionado los motores de todo tipo, se han reducido los consumos y emisiones contaminantes, se ha mejorado la electrónica y se ha avanzado fuertemente en el campo de la seguridad.

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Carretilla elevadora de 1956

Las “nuevas tecnologías” de mediados de siglo pasado están hoy en día cambiando por otras "nuevas tecnologías". Cada vez son más las carretillas elevadoras eléctricas que se venden, debido a sus bajos consumos y menores mantenimientos, y que incorporan sistemas de recuperación de energía en las frenadas o en los momentos de bajada de la carga. A diferencia de lo que pasó con los coches las carretillas eléctricas nunca dejaron de venderse.

Aunque a nivel de diseño parece que llevamos unos años estancados y aunque parezca que poco se pueda o se quiera hacer en ese aspecto, si se está intentando avanzar en el uso de nuevos materiales y en la incorporación de funciones y técnicas inteligentes que permitan que la carretilla elevadora sea más fácil y rápida de usar, al mismo tiempo que más potente y de mayor rendimiento.

Así, por ejemplo, se está investigando posibilidades de rotación sobre el chasis para facilitar la maniobrabilidad en espacios pequeños y una mayor rapidez al no tener que dar la vuelta, así como otra serie de mecanismos encaminados a facilitar las maniobras de carga y descarga.

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Solo he mencionado carretillas elevadoras que necesitan ser manejadas por operarios, pues raro es el almacén que hoy en día no está ya robotizado y cuenta con algún sistema de carga y almacenamiento automático, del cual no vamos a hablar, pero al cual hay que seguir “alimentando” de forma manual con este tipo de carretillas elevadoras, el penúltimo eslabón en la cadena de transporte, pues seguramente luego sea necesario en algún punto un traspalé.

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